Ciudad de México, 13 de julio de 2022, 13:00 hrs.
Quedan 7 horas para el fin del mundo.
Capítulo 59 terminado. Falta uno, el más difícil. No lo conseguiré. Por lo general, me demoro entre seis y diez horas en terminar un capítulo porque son largos, demasiado largos según algunos lectores. El 59 lo escribí en unas cinco, pero sé que solo lo conseguí porque dejé pasar muchos errores (no tengo tiempo para corregir) y porque, luego de tomar la decisión de acabar la novela a pesar de todo, me invadió una especie de euforia que me hizo escribir más rápido que nunca.
Pero ahora, con solo un capítulo por terminar, me vuelve a invadir el sopor. Sé que debo acabar la historia, ya no tengo dudas al respecto, pero estoy cansada. Me azota una jaqueca desde hace horas, la he mantenido a raya a punta de aspirinas (ya ni sé cuántas me he tomado); también me arden los ojos y tengo las manos entumecidas. La última vez que comí fue cuando acabé el 58 y me obligué a ir a la cocina a freír un par de huevos. Al menos, tengo una buena provisión de Pepsi, así que tengo el cuerpo lleno de azúcar. Mal hidratado, pero lleno de azúcar.
Miro mi celular, puesto en custodia en un canastito para no distraerme. Siempre lo tengo en silencio, pero el solo hecho de saber que está recibiendo notificaciones de Twitter, Wattpad y Whatsapp me aturde. Pensé en ponerlo en modo avión o en apagarlo, pero tampoco quiero que alguno de mis cercanos me escriba y, al ver que su mensaje no llega, piense que me pasó algo. Me refiero a "algo más" de lo que nos está pasando a todos, claro.
No puedo resistir la curiosidad y, por fin, tomo el celular. Sin desbloquearlo, reviso las notificaciones que salen en la pantalla: más de cien en Wattpad, cinco chats esperando alguna respuesta en Whatsapp y varias de Twitter, porque las manda todas separadas y no quiero contarlas. Me concentro en Wattpad.
Más de cien. ¿En serio? Es decir, sé que varias personas estaban esperando el final, pero el mundo está a punto de acabarse, gente, vayan a pasar estas horas con su familia.
Eso dice mi parte lógica de mí misma. La parte no lógica sonríe.
No tengo que leer esos comentarios para sentirlos como un abrazo. Igual, sé que mucha gente debió llegar a ver qué pasaba después de mi mensaje en Twitter. Lo puse en un arranque y la verdad es que me arrepiento un poco, porque tampoco quería que esto se transformara en un evento. Pero bueno, ahí está, siendo compartido y comentado y haciendo que gente con la que no interactúo en ninguna red social se vaya a mi perfil de Wattpad a darme ánimos.
Tal vez debería dormir un poco, comer de nuevo o leer algo. Esa es otra cosa que quedará inacabada: mi lectura de un libro que me estaba gustando mucho: Te deseo todo lo mejor, de Mason Deaver. De haber sido otra la situación, en vez de pasarme estas últimas horas escribiendo, habría decidido pasar el tiempo antes del fin del mundo en compañía de Ben y de Nathan, pero no.
"Era mi novela o la tuya, Mason, lo siento".
Ya llamé a mi mamá, seguramente el momento más incómodo de todo este periodo extrañísimo que estoy (estamos) viviendo. Ni siquiera el mundo a punto de acabarse la hizo ser un poco más simpática conmigo. Pero bueno, así es la vida. Quizá por eso mis personajes siempre son huérfanos o tienen los mejores padres del mundo, sin puntos medios.
También llamé a mis amigos. A Natalia le pedí perdón por todas esas juntadas que ella preparaba y a las que no fui por quedarme escribiendo o leyendo, o simplemente porque me daba ansiedad social y no quería salir de mi casa. Le confesé que le había mentido muchas veces, inventándome excusas contra las que ella no podría combatir. "Estoy enferma", "tengo que trabajar", "se murió una de mis tías". Me dijo que no importaba ya, que ella sabía muy bien que yo podía ser muy rara. De todas formas, volví a pedirle disculpas porque, ahora que está todo a punto de terminar, esas veces que no quise verla se sienten como oportunidades perdidas. Si no fuera por mi novela, quizás hubiera decidido pasar las últimas horas con ella y con su novio. Pero tal vez sea mejor así, nada de simulaciones o falsedades, que esto sea como siempre fue: ella junto a su gente y yo aquí, encerrada en este departamento oscuro, escribiendo.
Me quito los audífonos un momento y escucho ruidos extraños en el exterior. Sirenas, algunos gritos, autos que pasan muy rápido. Por fortuna, vivo sola. Sola y en un piso 16. Fuera de esta burbuja, todo debe ser caos. Acá dentro, el único caos lo viven mis personajes.
No es tan malo atravesar esto en compañía de ellos. En realidad, no me imagino esta situación de otra manera que no sea esta.
Pero aún así, es extraño lo que ocurre. Muy extraño. El fin del mundo, el hecho de que me falte tanto y tan poco para terminar mi libro y mi saga... Es como en una novela, como si alguien estuviera escribiéndome a mí mientras yo escribo a otros. Si es así, solo espero que ese escritor tenga un futuro más prometedor en su horizonte, que escriba mis últimos momentos por diversión y no porque también le queda poco tiempo. Y, sobre todo, que en sus planes esté que yo cumpla mi propósito antes de que finalice mi existencia, real o imaginada.
Me pongo los audífonos de nuevo, estiro los brazos hacia delante y hacia arriba para combatir el entumecimiento, giro el cuello con los ojos cerrados. Cuando los abro, me concentro en la página de Word. Capítulo 60. El último.
Lo conseguiré.
La autora del Tweet es @NaiiPhilpotts. Gracias por la ayuda <3
Y GRACIAS POR LEER :)
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Voces del fin del mundo (coautoría con @uutopicaa)
Science Fiction⚠ || ¿Qué harías si el mundo estuviera a punto de llegar a su final? || ⚠ El anuncio interrumpe la vida diaria de las personas. Aparece en teléfonos y en televisores, no hay pantalla en la que la alerta no tiña el dispositivo de rojo. Quedan poco má...