—¡ALGUIEN ESTÁ DETRAS DE TI!
Al oír las palabras salir de su boca de instante me levanté de mi lugar, prácticamente corrí para acercarme a él pero algo me detuvo. Me tomaron de la cintura haciéndome retroceder y casi caer.
Jera se quedó estético en su lugar mientras volví a gritar y yo imite el gesto, grité hasta que mi garganta raspó del dolor.
—¡Shhhh! —dijo la voz detrás de todo el lío—. ¿Por qué tienen que gritar? Solo fue un pequeño susto.
La persona que me tenía en brazos, me hizo tomar una postura para poder mantenerme de pie y se quitó la capa que no nos dejaba verlo.
—¿Black? —preguntó Jera al reconocerlo.
—Así es, el único y auténtico.
Se sentó en el pedazo de hierro oxidado donde habíamos dejado nuestra comida, cruzó las piernas mientras reposaba sus brazos abiertos.
—¿Qué haces aquí? —cuestioné mientras me acercaba a tomar mi comida.
—Vine a recoger unas cosas que me encargo la directora, ¿ustedes qué hacen aquí?
Mire a el rubio para que contestará por mi. Y al parecer si entendió la señal.
—Estábamos de paso, íbamos a los dormitorios —explicó.
—Ya veo —asintió el pelinegro viéndome de manera muy penetrante—. Por cierto, la directora quiere hablar con ustedes dos.
—¿Para qué? —preguntamos al unísono de manera abrupta.
—Yo que se, no me quede a preguntarle.
Terminando de decir eso el chico se levantó para adentrarse abriendo una puerta que ni cuenta nos dimos que estaba ahí. Nos quedamos embobados viendo cómo se metía allí cuando antes de cerrar la puerta nos miró.
—Shu, shu, a la dirección.
Y con eso, cerró la puerta.
***
—Están suspendidos de las pruebas de Apolo —sentenció la mujer frente a nosotros.
Los dos nos quedamos anonadados ante la objeción.
—¿Por qué? —preguntó Jera.
—Si, ¿por qué? —le hice segunda.
—Por mentir, tenemos cámaras y esperamos que no se repita o tendremos que hablar con los tutores —zanjó la directora— tendrán que hacer estas encuestas en esos días.
Dejo caer una carpeta como de unos cinco kilos frente a nosotros.
Ninguno de los dos le contesto, seguramente ambos teníamos muchas cosas que decir pero creo que la acción más correcta fue quedarnos callados.
La directo nos dio paso a que saliéramos de ahí, así lo hicimos y empezamos a caminar rumbo a mi habitación.
—Pinche directora —reprochó Jera—, estoy seguro que le dirá a mi padre que quede fuera de su fraternidad.
—¿Habría algún problema con eso?
Él me miró con incredulidad, como si pensará que eso debería ser lo obvio.
—¡Obviamente! Mi padre sabrá que me descartaron por mi culpa —gritó— ¿Qué tus padres no quieren que pertenezcas a su fraternidad?
Negué como respuesta.
—Pues el mío si, esta aferrado a que pertenezca a los Apolonios. —contó y solté una risa ante la ultima palabra— deberías de considerarte afortunada.
ESTÁS LEYENDO
Epifanía | La Descendencia Oscura
FantasyEpifanía. Un momento de sorpresiva revelación. •Obra en proceso• Inicio: 22/agosto/ 21