Capítulo 2.

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—¡Buenos días futuros discípulos! —saludó una voz con entusiasmo.

Ni siquiera me detuve a ver quién era la persona que hablaba al micrófono, supuse que era la directora. Solo empecé a caminar directo a una banca donde ya se encontraban A.J y Camil.

—¿Dónde está Any y Adel? —susurró A.J

Me encogí de hombros buscándolas con la mirada.

—Venían detrás mío.

No hubo más preguntas así que solo me dediqué a escuchar lo que decían por el micrófono.

—Quizás muchos de ustedes ya tienen una preferencia hacia a que Dios planean servir —continuó la voz—. Pero, saben que tenemos el mes próximo para dedicarnos a las prácticas y prueba final. Ya saben como es esto y para los que aún no, déjenme explicarles.

»En Dayn escogemos nuestro Dios en base a nuestra personalidad, descendencia y gusto propio. Es decir, que si alguno de ustedes quiere servir a Hades, tiene descendencia de discípulos de Hades y su personalidad va a juego, es más que claro que servirán a Hades. Así se manejan las cosas aquí y gracias a las pruebas psicológicas y físicas, nosotros también ayudaremos a ser parte de su desarrollo.

De pronto, Any se sentó a mi lado mientras suspiraba pesadamente. La mire raro pero no detecte nada inusual así que simplemente regrese mi vista al frente.

»Sin más, dejaré que se instalen en él plantel y puedan sentirse cómodos. ¡Que los dioses estén de su lado!

Y así, fue como terminó el pequeño discurso de la que se suponía era nuestra directora. Llegaron los tutores de cada área indicando nos que hacer.

—¡Okey chicos, necesitaremos que hagan grupos de dos o tres personas para asignar cuartos! —gritó uno de ellos.

Adel, Any y yo nos juntamos mientras A.J y Camil hacían otro grupo. Nos formaron en filas para que cada uno de los tutores nos pudiera dar una llave con el número correspondiente de habitaciones.

Para mi suerte, nos atendió Valter, ya que a el le correspondían los grupos de tres. En este mes de prueba a los de primer año nos separaban al resto de las fraternidades, el lugar tenía seis edificios, donde claramente cada edificio era correspondiente a cada Dios.

Y el único sobrante era para los iniciados, donde nosotras nos quedaríamos hasta tener bien definida nuestra próxima fraternidad.

Una chica rubia nos empezo a guiar a todos para que llegáramos al edificio y pudiéramos entrar a nuestra habitación asignada. La tarjeta de nuestra habitación la tenía Adel donde marcaba el cuarto número 86.

Tomamos el elevador hasta llegar el cuarto piso donde se suponía que debía estar nuestra habitación. Pronto llegamos y Adel deslizó la tarjeta por un detector, con esto se abrió la puerta y vimos el cuarto.

No era la gran cosa pero tenía lo necesario, era como un pequeño departamento donde había tres divisiones, una por cada cuarto que se debía ocupar. Tenia una pequeña mesita, dos pequeños sofás de un solo asiento y una silla frente a la mesita.

Estaba decente.

De la nada, tres portales de diferentes colores se abrieron a un lado de la puerta dejando caer maletas y mochilas a nuestros pies. Tomé las que tenían mi nombre bordado y deje que las otras dos se hicieran bolas con las suyas.

Empecé a sacar mi ropa para encontrar mi celular, ya que los portales solían dañarlos algunas veces, se encontraba en perfecto estado así que de inmediato conecté el celular a la bocina que había traído Any.

Epifanía | La Descendencia OscuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora