𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟐

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«Hay quien ha venido al mundo para amar a una sola mujer y, consecuentemente, no es probable que tropiece con ella.»

José Ortega y Gassett

José Ortega y Gassett

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"Wakasa... ¿estás ahí? Por favor, ábreme la puerta", suplicó Shinichiro con un nudo en la garganta, oyendo el gradual aumento de la tos de Wakasa que lo atormentaba. "Por favor, te lo ruego, abre la puerta", añadió, con lágrimas a punto de escapar de sus ojos.

Un golpe seco resonó, helando a Shinichiro. Después de eso, solo reinó el silencio, que lo atemorizó aún más. "¡Wakasa, por favor, ábreme la puerta!"

Wakasa escuchaba los gritos de Shinichiro al otro lado de la puerta, pero simplemente no podía moverse. Sentía el frío suelo contra su espalda, sumergido en un charco de su propia sangre. Su cuerpo, cada vez más débil y delgado con el tiempo, extendió el brazo hacia la luz que se filtraba por la ventana, cubriendo su rostro con esa luz. Sentía el dolor en su tráquea, devorándolo desde adentro, y ya no le quedaban fuerzas. Cerró los ojos, esperando haberse ido ya, pero entonces escuchó un estruendo en la puerta y lo vio.

"Shinichiro..." susurró antes de volver a cerrar los ojos. Escuchó la voz de Shinichiro, algo tenue, pero todavía la oía. "¡Wakasa! ¡Wakasa! ¡Wakasa!"

Sonrió débilmente, deseando poder pedirle que se callara.

Estoy bien, solo debo dormir un poco.

Perdió la conciencia.

Se sintió por fin en paz después de tanto tiempo. Al abrir los ojos, vislumbró a Shinichiro sentado en una silla, recostado a un lado en ese vacío cuarto blanco que parecía más melancólico que tranquilizador.

Qué desagradable

Se movió con cuidado de no despertar a Shinichiro, que dormía plácidamente. Observó detenidamente y notó los brazos de su amigo llenos de tubos. No recordaba claramente lo sucedido, solo la voz de Shinichiro llamándolo repetidamente.

¿Que pasó?

se preguntó, confundido y alarmado por lo que pudo haber hecho mientras la furia dominaba su cuerpo. ¿Habría intentado quitarse la vida? No se permitió considerarlo demasiado.

Ya había recibido advertencias sobre eso, así que dejó de pensarlo. "Shinichiro", llamó débilmente, tocando su hombro con la poca fuerza que le quedaba en el cuerpo. Pero no hubo respuesta. Wakasa suspiró y simplemente sonrió, decidiendo dejarlo descansar. Había sido duro traerlo al hospital; podía ver las grandes ojeras bajo sus ojos, lo que lo hizo sentir aún más culpable.

Suspiró y miró por la pequeña ventana, entrecerrando los ojos por la luz del día. Al fondo, el jardín del hospital. Volvió a mirar a su amigo, dudando por un momento, pero se levantó lentamente, sintiendo el frío del piso helado del hospital en sus piernas. Con cuidado, se quitó los cables y tubos que lo conectaban a los monitores.

𝐆𝐈𝐕𝐄 𝐌𝐄 𝐋𝐎𝐕𝐄 || 𝐖𝐀𝐊𝐀𝐒𝐀 𝐈𝐌𝐀𝐔𝐒𝐇𝐈 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora