«¿Lo recuerdas amor? Tocar la Luna era solo pisar un charco .»
Chris Pueyo
Wakasa se encontraba absorto en la lectura de un libro detrás del mostrador del pequeño café, mientras el suave murmullo de las olas se filtraba por las ventanas abiertas, inundando el ambiente con una sensación de paz. La mañana de sábado transcurría con una calma reconfortante, en marcado contraste con la efervescencia de la noche anterior.
Recordaba con cariño cómo había pasado la noche durmiendo en la playa junto a An. Las estrellas salpicaban el cielo nocturno como joyas brillantes, mientras el sonido suave de las olas rompiendo en la orilla creaba una sinfonía natural que los envolvía en su abrazo. Al despertar junto a An, sintió una sensación de plenitud y serenidad, con la brisa marina acariciando su rostro y el aroma salado del océano impregnando el aire.
Aquel momento en la playa había sido como un sueño hecho realidad, donde el tiempo parecía detenerse y solo existían ellos dos, envueltos en el cálido abrazo de la noche. Ahora, mientras disfrutaba de la tranquilidad del café, una sonrisa se dibujaba en su rostro al recordar la complicidad compartida con An y la promesa de libertad que los unía.
Si era sincero consigo mismo sentía una calidez en su pecho que no podía ignorar, y podía sentirlo cada vez que la veía cuando cantaba, o simplemente viendo como cocinaba, no escondía nada debajo de aquel brillo que cautiva a cualquiera, era tan sencilla y tan compleja a la vez, no sabía como explicarlo muy bien, pero se sentía con la brisa en primavera, o ver por primera vez como un árbol de cerezo floreciera, era emocionante, ver como era tan amable, siempre con una sonrisa, ella simplemente era paz.
Y podía confirmarlo cada vez que la miraba, como ahora, podía observarla estando practicando con su guitarra en el pequeño balcón que estaba a unos cuantos metros de él, escuchaba las cuerdas y cada nota que tocaba con sus dedos.
Se quedó observando ensimismado, viendo cada movimiento, cómo iba afinándola poco a poco sin tener que apresurarse. Suspiró y cerró los ojos al ver cómo podía tranquilizarlo. La serenidad de su compañera mientras trabajaba era reconfortante, como si su mera presencia tuviera el poder de calmar las tormentas internas de Wakasa. Era un recordatorio de que, incluso en los momentos más difíciles, siempre había una luz de esperanza que brillaba a su alrededor. Con un suspiro de gratitud, Wakasa se permitió relajarse y dejar que la tranquilidad del momento lo envolviera por completo.
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𝐆𝐈𝐕𝐄 𝐌𝐄 𝐋𝐎𝐕𝐄 || 𝐖𝐀𝐊𝐀𝐒𝐀 𝐈𝐌𝐀𝐔𝐒𝐇𝐈
FanfictionEn el tira y afloja de este mundo donde casi todos nosotros perdemos a alguien de manera incomprensible, no consigo expresar lo que me supone apartar la vista de los viejos tiempos sin sentir una dulce emoción. Usted pertenece a aquellos días en lo...