En el tira y afloja de este mundo donde casi todos nosotros perdemos a alguien de manera incomprensible, no consigo expresar lo que me supone apartar la vista de los viejos tiempos sin sentir una dulce emoción.
Usted pertenece a aquellos días en lo...
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«la música expresa lo que no puede ser dicho y aquello sobre lo que es imposible permanecer en silencio»
VÍCTOR HUGO
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Me encuentro solo en esta habitación vacía, rodeado por el eco de mis propios pensamientos. Afuera, la lluvia golpea contra la ventana, como si el cielo también compartiera mi tristeza. En la penumbra, busco respuestas que nunca parecen llegar.
Recuerdo el roce de su mano, la calidez de su abrazo, pero ahora solo quedan los ecos de su voz en mi mente. Me pregunto dónde está mi amor, la persona que solía llenar cada rincón de mi corazón con luz y esperanza.
La melodía de esta canción me envuelve como una manta, trayendo consigo recuerdos de días más brillantes. Pero ahora, todo lo que tengo son sombras de lo que solía ser. Cierro los ojos y trato de imaginar su presencia, como si pudiera traerla de vuelta con solo desearlo.
En la oscuridad de la noche, me pierdo en el eco de las palabras de esta canción, dejando que las emociones fluyan libremente. Aunque mi amor se haya ido, su recuerdo permanece como una llama tenue en el fondo de mi ser, recordándome que alguna vez conocí la verdadera belleza del amor.
En el oscuro rincón de su alma, Wakasa cargaba el peso abrumador del amor no correspondido, una carga que destilaba un sufrimiento que se enredaba en los recovecos más profundos de su ser. Era como un solitario peregrino, condenado a recorrer los senderos desolados de la desesperanza, mientras su corazón gemía en silencio por un amor que nunca encontraría su reflejo en otro.
Su terquedad se revelaba como una muralla impenetrable, incapaz de abrirse a cualquier otro pretendiente. Wakasa no aceptaría a cualquiera en ese santuario que había construido en su pecho; sin embargo, tampoco aguardaba con esperanza a aquel que pudiera ser su redentor. Era una imposibilidad, una condena perpetua que su enfermedad, cual cruel eco del destino, reflejaba con claridad.
