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☆.｡.:* Ƙιɱҽƚʂυ ɳσ ყαιႦα .｡.:*☆

Ρҽԃιԃσ Ρσɾ: Balkmirio

Aún no tengo idea como es que no he mandado a Rengoku a la mierda, si después de todo nos llevamos tan mal, no entiendo porque demonios aceptó sus besos, no sé porque a veces termino en su cama desnuda haciéndolo, nosotros tenemos algo raro, ya que somos enemigos, pero con derechos, algo que ni en mi otra vida haría, y si suena raro, nos llevamos mal, pero después andamos como si fuéramos pareja y es tan confuso, como ahora.

—Es que eres un estúpido que no piensa bien las cosas

—Deja de decirme así, sabes que no me gusta

—¡Entonces haste a un lado y deja de decir estupideces!

—¿Por qué tan agresiva nena?

Y aquí vamos, primero empezamos con una pelea porque el muy idiota chocó “accidentalmente” conmigo, diciendo que mi cuerpo de ballena no cabía en los pasillos, claro que me moleste mucho y termine dándole una gran cachetada que sonó en todo el pasillo, ahora esta coqueteando conmigo, sin duda es un idiota y yo una estúpida por hacerle caso.

—No pienso seguir hablando contigo, debo irme

—Hey —tomó mi mano —¿A donde vas?, que yo sepa aún no puedes irte estando hablando conmigo

—Puedo irme cuando se me pegue la regalada gana

—No cuando estas conmigo —me pego a los casilleros —Estas conmigo ahora y, pienso que podríamos divertirnos un poco

—Ni loca

—Bien que te gusta, anoche gritabas mi nombre como una gata en celo, Dios era tan excitante escucharte decir mi nombre en gemidos —se acercó a mi cuello —Tú olor es tan embriagador que... Ahh... —mordió mi cuello

—Aah Rengoku —gemí

—Ven

Tomó mi mano y me llevó a lo que eran los baños, y lo peor de todo es que era de los hombres. No puedo creer que otra vez haya caído ante este idiota, pero es que no puedo evitarlo, conoce mi punto débil, y ese es mi cuello, con tan poco quedo rendida ante él y no es para nada bueno que él me este controlando cuando se le de su regalada gana. Aunque, también es mi culpa porque con estas hormonas alborotadas, hacen que yo pierda el control y termine haciendo algo que después me arrepiento.

Rengoku me tomó de la cintura una vez que terminó de cerrar la puerta con seguro y asegurarse de que no hubiera nadie en los baños. Me pegó a él con algo de brusquedad y me beso, sin ningún cuidado, lo hizo tan brusco que me gusto, joder soy una completa masoquista, no sé porque demonios me encanta cuando Rengoku lo hace tan duro y cuando me golpea por haberme portado “mal”, es tan excitante. Fue quitando mi blusa con desespero, al igual que yo quitando su camisa.

Tocó mis pechos aún sobre mi brasier, y lo quité para que pudiera tocarlos mejor, él metió uno a su boca mientras que el otro lo masajeaba, quitó mi pantalón y mis bragas, y con sus dedos índice abrió un poco mis labios vaginales, para pasar su lengua por ahí, tape mi boca ahogando un gemido, joder que bien se sentía. Mordí mi labio estando a punto de correrme, pero Rengoku no hizo que me corriera bien, ya que se incorporó quitando sus pantalones y sus bóxers.

—Hey, el preservativo —advertí antes de que su longaniza entrara en mi

—Si si si

Tomó su pantalón y de este saco un preservativo, se lo colocó y nuevamente se acercó a mí, enrollé mis piernas en sus caderas para después sentir como metía su miembro en mí, gemí arqueando mí espalda y apretando el pelo de Rengoku, él se movió rápido y siendo salvaje, mierda me encanta cuando lo hace así.

—Más duro —pedí en gemidos

Él jadeo moviéndose más rápido y mordiendo mí cuello, sólo de esta forma es como puedo tolerar a Rengoku, pero de otra forma no, me saca de mis casillas, y admito que es un idiota, pero uno que sabe como complacer a una mujer en la cama. Gemí mordiendo mí labio estando a punto de llegar a mí orgasmo, y pude hacerlo cuando Rengoku puso su dedo índice sobre mi clítoris y lo estímulo en círculos. Él salió de mí después de haber llegado a su orgasmo y se dirigió a uno de los baño para tirar el preservativo mientras yo me vestía.

—Te buscó en el receso

—Ni lo sueñes —una vez vestida salí del lugar

—¡Oye!

Me detuve un momento y gire para verlo

—¿Sigues molesta?

—Pierdete —le mostré el dedo corazón

—Jajaja ¡Te veo después bebé!

—¡QUE NO ME LLAMES ASÍ!

Sólo pude escuchar una risa de parte de Rengoku, ¡Ahg!, es un idiota.