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Hacía tiempo que estaba enamorada de Baji y no me atrevía a decírselo, simplemente por una única razón...

Miedo al rechazo.

Era una chica completamente normal y básica, no había nada de mi que llamase la atención, ningún chico se me había declarado todavía y creo que nunca ocurrirá.

Tenía miedo al rechazo y que nuestra amistad se rompiera por una simple declaración, por eso quise esperar a que estos estúpidos sentimientos desapareciesen algún día, pero nunca pasó.

Llevo 4 meses esperando a que me dejase de gustar Baji, pero lo veo imposible, así que he decidido declararme hoy mismo.

Hoy se celebra la fiesta de cumpleaños de Mickey y toda la Toman estaba presente en ella.

Conocía a la Toman desde hacía tiempo, me ofrecí para ser una manager y me aceptaron, yo solo me encargaba de curarles las heridas y acompañarles en las reuniones, no me permitían ir a las peleas porque no querían que me pasara algo.

Me encontraba sentada en el sillón de la sala de estar mientras la música de la discoteca sonaba, me sentía incómoda y solitaria. Se suponía que hoy me iba a declarar pero no me atrevía.

¿Por qué simplemente no le puedo decir que me gusta?

Agh, odio esta sensación.

De pronto una mano se desliza por mi hombro sacándome de mis pesados pensamientos.

Me giro y reconozco su aroma a perfume varonil en un santiamén.

Era Baji.

Me puse colorada en un abrir y cerrar de ojos al verle tan cerca de mi.

– ¿Qué te pasa _____...? — pregunta mientras se sentaba al lado mía sin apartar la mirada de mi — Te veo incómoda, ¿ocurre algo?

Pues claro que ocurre algo, me traes loca.

– N-no, tranquilo – solté mientras no dejaba de tartamudear. Dios mío esté hombre me tenía mal, una simple acción como sentarse al lado mía o poner su mano en mi hombro hacía que mis mejillas se tornaran de un color carmesí en tan solo unos pocos segundos.

– Venga _____, sabes que puedes contarme lo que sea, somos amigos.

Por supuesto, somos amigos, ese es el problema...

– No es nada, de verdad, puedes volver con tus amigos a divertirte.

– ¿Segura?

Asentí.

– Bueno como tu digas, si te pasa algo puedes acudir a mi – me guiñó un ojo y sé levantó dirigiéndose hacia sus compañeros que no paraban de hacer bobadas.

Otra oportunidad más desaprovechada, si se me hace imposible mirarle a los ojos como podría siquiera declararme.

¿Una chica introvertida y tímida junto con un hombre varonil, rudo y valiente? Imposible, no pegamos ni con cola.

Suspiré mientras cerraba los ojos y echaba la cabeza hacía atrás, cuando de repente escucho un ¡Bu! provocando que me asustara mientras daba un vuelco en aquel cómodo sillón.

– ¿En serio no te le has declarado todavía? – contó mientras sonreía por mi acobardia.

Estúpido Mitsuya, siempre se reía de las veces en las que intentaba decirle a Baji que me gustaba.

– En vez de reirte de mi podrías ayudarme que por algo eres mi mejor amigo – intenté volver a ponerme cómoda después de haber recibido ese gran susto.

𝗕𝗔𝗝𝗜 𝗞𝗘𝗜𝗦𝗨𝗞𝗘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora