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El mundo es malo con las flores más bellas querida niña - dice Sor María, mi muy querida institutriz- lo hombres tienden a amar a las flores jóvenes como tú, pero solo por momentos u obligación, no te permitas ser un momento.

Sor- dije un tanto cansada de este tan repetido sermón ya que desde que el baile de su alteza veneciana el conde mariangelo velturi fue anunciado no ha parado de repetirlo - como la última heredera de los Vermelione debo mantener el legado familiar y contraer matrimonio con algún hombre joven y noble que pueda sacar adelante todas las propiedades de mis padres.

Exacto mi querida florecilla - dijo ella - no olvides alagar al conde para que sea el quien te de honores.

Sor - dije en un intento de mantener en control la paciencia, rasgo del que carecía casi por entero y me fue requerido aprender- si el conde decidiese poner su vista en una mujer en tan especial noche, te aseguro que no será en la que lo llene de alagos y honores, si no en la que lo desafíe en su gran campo de vida.

- no te pongas en una posición poco ventajosa Taliana - replico ella - si bien eres joven y hermosa, damas casaderas como tú, jovenes y hermosas serán lo que abundará en ese lujoso salón.

- tal vez damas casaderas Sor María- afirme - pero puedo asegurarte que el conde Mariangelo, ni ningún hombre noble que se presente en el baile nunca conocerá a una dama como yo.

-aunque tu familia gozo en vida de una posición muy exclusiva debo recordarte que la sangre de la realeza no corre por vuestras venas

- y yo debo recordarte que usted solo has educado a princesas y herederas de sangre noble hasta que yo nací - exprese con una pequeña sonrisa - que el mismísimo rey de Francia le pidió que me educara para acceder a la corona francesa en algún momento y que está farsa de buscar marido es solo para asegurar mi ascenso en el castillo de Vermilion como una cortesana casadera.

- si bien en teoria mi lady está en lo correcto, y su alteza el rey desea unir lazos sanguíneos con usted - reiteró en un tono severo- jamás debe dar por ganado algo que aún no sucede.

El silencio se hizo sentir dentro del carruaje blanco en el que viajabamos. Las horas pasaron y pasaron hasta que arribando a Venecia, un lugar desconocido para mí, con hermosas calles pedradas que resaltaban ante la luz del atardecer. Días largos y agotadores de viaje por fin habían culinado, dejándome exausta pero con tiempo suficiente para el importante baile de mañana en la noche.

El Velo De Lady Taliana VermilionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora