El Velo De Lady Taliana Vermilion

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En Venecia las puertas de un baile se cierran ante la presencia del agasajado, dada está norma de cortesía todos los presentes contuvieron el aliento cuando 2 minutos antes de que el reloj marcará las 10, sor maria, que gozaba en ese momento de ser una de las mejores institutrizes de toda europa, apareciera a presentar a su pupila, eso iba en contra de todo lo que está estrictamente puntual mujer representaba.

Me complace anunciarles - dijo un joven con su voz potente, que se dedicaba a anunciar en las más importantes ocaciones - a lady Taliana vermilion de París.

Tras de eso las puertas se abrieron de par en par y permitiendo la entrada de una brumosa y helada brisa de invierno, entre la ligera neblina que se hacía paso, se vislumbró un vestido color champagne adornado con rosas reales que desprendían un aroma suave. Lo que lograba dar la impresión de ser una aparición o una deidad de las mas puras, pero lo más resaltante era el velo que cuidaba celosamente su rostro. Ni una sola alma de los presentes había visto antes a Taliana vermilion, pero si se había hablado de él terrible estado en que la peste había dejado su apellido que anteriormente gozaba de un gran renombre, recayendo sobre la espalda de la en ese entonces niña Taliana siendo ella la última sobreviviente de su familia.

Pero para estás fechas y después de esa noche Taliana seguramente se posiciónaria como una de las mas excentrica y cotizada dama de la corte Francesa.

Todos los presentes, sin excepción alguna tenían posada sobre ella su atención. Sobre cada movimiento que ella pudiera hacer. Sin dirigir su mirada en particular hacia nadie, Taliana, Camino con tanta delicadeza que hacía sentir a los presentes que apenas y rozaba el suelo, a su paso todas los presentes reaccionaban de manera distinta, pero ninguna otra dama casaderas, ni ningún caballero noble se atrevió a Dirigirle una palabra, y justo cuando se detuvo en el centro del salón veneciano las trompetas anunciaron la entrada del Conde.