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Hoy, a casi un mes pasado de el baile del conde, me marcho de Venecia con un sabor amargo de boca. Pero convencida de que todo salió de la manera esperada. Han pasado cosas que quizás me aventure a contarles en otra ocasión.

Regresando al final de esa noche, después de bailar con el principe Luis jousep millionth y ser cortejada sutilmente, vimos los fuegos artificiales con el rozando mi mano me lleve una de las peores decepciones de mi misma, todo esto debido a que en el interior de mi velo, solo podía mirar al conde Mariangelo velturi, quien en sus ojos tenía la chispa de los celos ardiendo fervientemente, lo cual me cautivaba en inmensidades desconocidas.

El conde no ha persistido de su cortejo, y no niego que me ha hecho dudar en muchos momentos acerca de  la abnegación hacia el pueblo francés sobre mis propios  sentimientos, y aunque quizás en algún punto llegué a arrepentirme de las decisiones tercas que he mantenido. Cada vez que pienso siquiera en que toda la sociedad quiere tenerme como si fuera un trofeo en un hogar sin amor, me decido mas por el poder que ninguna de esas infelices mujeres tienes la oportunidad de siquiera intentar buscar.

Le debo a todas ellas, al valor de mi madre al encerrarme en un sótano, a mi hermano que protegió la puerta de mi padre durante días, a la vida que me regaló Dios, le debo al mundo un reinado de paz para Francia y una vida de poder que ninguna otra dama halla conocido antes en Europa.

Por eso, no debo aceptar al conde Mariangelo de ninguna manera, aunque cada aspecto que conozco de el me lleve a Fantasear con una vida inmaculadamente feliz a su lado dirigiendo el pequeño pueblo de Venecia. Porque aunque desde ese primer baile solo me siento segura e sus brazos, merezco un poco más de aquello que no tendremos si nos mantenemos juntos. Y aunque las lágrimas rueden por mis mejillas al verlo buscarme en la casa vacía, no tengo el valor de despedirme de el. Y me niego a decirle adiós.

El carruaje empezó a avanzar dejando atrás a quien quizás sea el amor de la vida que yo no puedo vivir. Cerré las cortinas y dejé que las emociones fluyeran en el interior del velo que ni el mismo príncipe había levantado.

El carruaje freno de la nada, haciendo que me estremeciera ligeramente.

Taliana vermilion - grito desde un caballo - sal de ese carruaje y ten el valor de  enfrentame.


El Velo De Lady Taliana VermilionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora