Sirena ( Klaus M) [ EN EDICIÓN ]

13

"¿POR QUÉ ERES LA ESTÚPIDA CHICA BLANCA EN LAS PELÍCULAS DE TERROR?"

La pregunta de Lilura rebotó en las paredes del almacén tenuemente iluminado.
El repiqueteo de los pasos de ella y Klaus resonó por los suelos.

El mundo estaba completamente oscuro, como si alguna deidad hubiera decidido sumergir al mundo en una gran nada.

"¿Por qué dices eso?"

Se rió entre dientes, dándose la vuelta para mirar a Lilura que se aferraba a su hombro.
Klaus disfrutaba de su proximidad. A él le gustó aún más la forma en que su respiración abanicaba su cuello y hacía que se le pusiera la piel de gallina en su pálida piel.

Sin mencionar que ella también estaba agarrando el cuello de su camisa y sus brazos con dedos suaves.

"Estás caminando hacia el ruido sangriento cuando deberías estar corriendo".

Klaus esbozó una sonrisa arrogante, "¿Por qué correr cuando soy invencible?".

Lilura se mordió el labio y miró a derecha e izquierda, como si alguien fuera a saltar al par.

"Nunca puedes ser demasiado cuidadoso".

"Amor, estás exprimiendo la circulación de mi bíceps."

Ella lo soltó, pero todavía se aferró a su manga Henley. Y luego, de repente, Lilura sintió que alguien respiraba por su cuello.

"Nik", chilló, cerrando los ojos.

"¡Fuera, fuera, donde quiera que esté!" Nik gritó, poniendo un brazo alrededor de la cintura de Lilura para evitar que saliera disparada.

Las luces se volvieron a encender y, de repente, Nik tenía una daga clavada en su estómago.
Aunque no pareció hacerle ningún daño.

Frente a ellos, Rebekah Mikaelson frunció el ceño con decepción. "No hagas pucheros. Sabías que no me mataría", dijo Klaus, sacando la daga. Cayó con un ruido indiferente.

"Sí, pero esperaba que doliera más".

"Entiendo que estés molesta conmigo, Rebekah ... así que voy a dejar eso. Solo por esta vez.

Te traje dos ofrendas de paz," Klaus tocó el trasero de Lilura, lo que impulsó a la hechicera hacia adelante.

Ella todavía estaba en estado de shock mientras veía el atuendo de Rebekah de los 20 y los rasgos molestos de la rubia Original.

"¡Li!"

Rebekah sonrió, envolviendo a Lilura en un mar de plumas y perlas.
La Original femenina había extrañado mucho a su amiga y puso en el abrazo las palabras que deseaba decirle a Lilura.

"Rebekah, te he echado mucho de menos", susurró la Sirena con sinceridad en el cabello de la otra chica, sintiendo que sus ojos se llenaban de lágrimas ante el familiar aroma de rosas y perfume.