Sirena ( Klaus M) [ EN EDICIÓN ]

10

"¡OH, ERES ADORABLE!"

Lilura se acurrucó felizmente en el pelaje del pequeño corgi.

Ella estaba agachada detrás de un automóvil, conduciendo con éxito a la presa al aire libre.

"¡Rudy!" La mujer llamó.

"Rudy. ¡Vamos! Hace demasiado calor para que yo vaya a buscarte."

Se inclinó para recoger un juguete peligrosamente cerca de Lilura y el corgi.

En ese momento en particular, Klaus se abalanzó en silencio, asustando efectivamente a la mujer.

Luego, maliciosamente, sonrió, "Lo siento mucho. No quise asustarte".

"¿Puedo ayudarte?"

"Sí, mi auto hmm, mi auto se quedó sin gasolina un par de millas atrás. Siento que he estado caminando por siempre", Lilura le oró a Dios para que no se riera de su acento estadounidense increíblemente exagerado.

"Y la tuya es la primera casa que vi, ¿así que solo esperaba poder usar tu teléfono?"

Lilura podía imaginarse el escepticismo de la dama, "¿No tienes un celular?"

"La batería se agotó. Mira, te prometo que no soy un asesino en serie, solo quiero usar tu teléfono".

Ahora la sirena sonaba en silencio, y también el pequeño.

Estaba colgando alegremente en sus brazos, ya familiarizado con su toque.

"Claro," suspiró la mujer.

"Entonces, ¿puedo entrar?"

Es una forma de sonar desesperado, Nik. Lilura resopló.

"No, cogeré el teléfono y te lo traeré"

Lilura soltó al perro y se despidió antes de levantarse y suspirar dramáticamente.

"¡Pensé que se suponía que ustedes, los campesinos, debían ser más confiados!" Ella se burló, "Soy de Florida".

"Bueno, eso lo explica," Klaus se encogió de hombros antes de agarrarla por el cuello y obligarla.

"Ahora muéstranos un poco de hospitalidad sureña. Dulce guisante".

Lilura abrió el camino y Klaus la siguió de cerca con la mujer luchando en su agarre.

"Te apuesto cien dólares a que ese perro se escapó a una casa con aire acondicionado", dijo otra mujer mientras lavaba los platos.

"Bueno, yo si que lo haría." Se dio la vuelta lentamente y vio a su amiga sollozando y a dos inmortales sonrientes.

"¿Qué pasa?"

"Por favor, no te alarmes," Klaus intervino suavemente, apretando el cuello de la mujer con más fuerza.

"Me dijeron que Ray nupe Sutton vive aquí".