(-VI-)

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TW:
-crossdressing
-character sexualization
-ligero ooc
-recomendado para 16+
-acoso sexual verbal y físico
-muerte de un personaje secundario

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Mikey quería apurarse con el plan, necesitaba llevarlo a una habitación segura y ahí sacarle toda la información que podía para luego asesinarlo. Necesitaba hablar con Draken lo antes posible, solo quedaba confiar en que no se iría sin él. —Pero, ¿Podríamos ir a un lugar un poco más privado? —. La sonrisa de completa satisfacción de aquel hombre no tardó en aparecer, confiaba demasiado en sí mismo como para creer que tendría sexo sin siquiera esforzarse en ello. Asqueroso, tanto como esa fragancia irritante que llevaba. No necesitaba dar mayores explicaciones, pero no podía dejar la conversación ahí con la sugerencia sobre la mesa, necesitaba que hablara. —Estoy tan avergonzada que preferiría hablar con usted en un lugar más tranquilo.

—Podemos ir a mi suite privada —. Se veía que no tenía un ápice de vergüenza ni le molestaba abandonar sus invitados, ese nivel de confianza que obviamente no debía tener le causaba gracia y asco al mismo tiempo. Se tomó del brazo del sujeto haciendo su respuesta obvia, esa acción le encanto, tomándole la cintura frente a la mirada de aquellos que seguían viendo la escena aun cuando el drama ya había terminado. Los guardias los siguieron al elevador, bajando con ellos un par de pisos, cuando llegaron a las puertas de la habitación los guardias esperaron viéndose mutuamente, su jefe era muy precavido, sin embargo, cuando se trataba de tener sexo se dejaba llevar por las apariencias y el alcohol.

—¿No quiere que la revisemos antes?

Hayabusa se volteó ofendido, como si su autoridad hubiese sido sonsacada por la preocupación de sus guardias. —¿Acaso dudan de mis decisiones? —. Tan pronto como dijo eso, ambos sujetos uniformados en trajes similares mostraron caras obvias llenas de vergüenza, pero aquella idea de tocar el cuerpo de la chica, para tantear el terreno, pensaba. —Yo mismo la revisare.

Aquella sonrisa prepotente era de esperarse, sonrío con amabilidad mientras los guardias se despedían con formalidad. Él solo quería apurarse con la misión e ir a descansar, tal vez le pediría a Sanzu un masaje de hombros, sólo después de asegurarse que Draken estuviese bien. El beso llegó a su memoria, tendría que hablarlo con él, eso si no se iba; aunque esperaba eso, prefería evitarlo el resto de su vida, asegurándose que viviera plenamente. Pudo apartarse de él doce años, fácilmente Draken podría olvidarlo en un tiempo, pensando aquello sin saber que aquel hombre le esperaba pacientemente en el auto, meditando y procesando todo lo que acababa de suceder. Tratando de convencerse que aquello solo fue la emoción del momento, que sus instintos le fallaron, que simplemente fue un error; y aun asi se encontraba esperando a Mikey, con las manos en el volante y la mirada hacia abajo.

Sentía que se volvería loco. —Soy un idiota.

Hayabusa por su parte se deleitaba, saboreando con los ojos la vista que Mikey le ofrecía, cumpliendo su demanda de dejarse tocar por sobre la ropa. El tacto era preciso, tratando de no mostrarse muy obvio, como si realmente quisiera más que sexo, algo de compañía antes de recibir lo que quería. El tacto era desagradable, palmeando sus muslos como si escondiese algo, tanteando sus caderas, subiendo con asquerosa lentitud hasta llegar a sus costillas. No tenía caso seguir revisando, de la cintura para arriba el vestido se volvía demasiado ceñido como para ocultar algo, pero eso obviamente no lo detuvo, así que prefirió distraerlo y de paso buscar una abertura para sacarle toda la información que pudiera ayudar. —Sigo esperando mi bebida.

Con eso fue suficiente para que Hayabusa dejara su cuerpo, sabía cómo eran las personas como él, abusando de su poder, pero deseando impresionar a cualquiera con eso. Mientras no desafiara directamente su autoridad, no se sentiría amenazado, aun asi debía tener cuidado con sus palabras. Siempre es asi en trabajos en cubierto, más que nada con hombres de esa calaña, tipos como él sobraban en el mundo, por esa razón existía la demanda para su trabajo. Hayabusa se alejó, yendo por los tragos que prometió. Eso le dio tiempo para curiosear por la habitación, si bien era rentada, había sido modificada para los gustos de su huésped, vitrinas de cristal, cuadros de gran valor y estatuas que no tenían mayor propósito que lucir finas. Tenía grandes complejos si creía que con todo eso impresionaría a alguien. Deteniéndose en una vitrina en específico, admirando el arma fina de color plomo brillante, el diseño se veía delicado y el armazón venía con detalles finos, no por eso se veía menos mortal. No reconoció la balística del arma, un diseño único con balas que no serían detectadas, porque ese era el negocio de Hayabusa, vender armas ilegales, diseños únicos para gente que no quería ser buscada y balas únicas entre sí.

𝗰𝗮𝗻𝗻𝗶𝗯𝗮𝗹 𝗾𝘂𝗲𝗲𝗻 | draken/mikeyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora