Capítulo 50: De nuevo tú

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Hannah

Llegamos al sitio que está totalmente cercado por la policía, Calan me indica que me quede en la camioneta pero me da igual lo que me indica, así que restándole importancia a sus regaños, salgo del carro y lo sigo hasta donde están los oficiales planeando el rescate.

-¡Garcia!, usted junto con su escuadrón entran por el sur, el señor Seymour y yo vamos por el norte y Martinez se queda peinando la zona por si la insurrecta escapa con los rehenes- Cargan las armas y todos voltean a mirarme apenas notan mi presencia. -Señora Brawn no es bueno que una...-

-Ni se le ocurra decirme que por estar embarazada no puedo estar en el operativo, porque me importa dos cojones lo que piense- El comandante abre los ojos y mira sorprendido a Calan

-Si usted quiere discutir con ella comandante, bien pueda, por mi parte una recomendación, no le aseguro que gane la pelea- El comandante suelta un suspiro fuerte y sigue dando las instrucciones -Toma no te lo quite, esto es por protección, pero trata de no utilizarla- Me entrega una pistola calibre 40 SW, ahora se preguntaran por qué se de armas, pues después de lo que paso con mi tio y por recomendación de Robert, él y yo nos metimos en un curso de defensa personal, que al final nos enseñaron de arma y a disparar.

Me colocó el chaleco salvavidas y siento una oleada de adrenalina que inunda mi cuerpo. -Bueno bebe, tú quédate ahí en tu lugar, vamos a rescatar a tu padre- Susurró mientras me froto la barriga, intentando de que a mi hijo no le pase nada.

-Bien, todos pendientes de sus Walkie-talkies y esperen mi señal para cualquier irrupción a la propiedad- Expresa el comandante Ruiz. -Vamos muchachos a ganarnos el sueldo- Los policías se dispersa y nos comenzamos a acercar a la cabaña, tal y como lo había indicado el comandante.

El silencio es casi sepulcral, no se ve movimiento alguno en la cabaña y todo está extremadamente pulcro y organizado. Ruiz hace una señal con la mano para que los alternos entren y estos con gran profesionalidad, abren la puerta e ingresan a la cabaña.

-Despejado comandante- Musita uno de ellos segundos después de que han entrado.

-Bien vamos- Entró con Calan y el comandante, la cabaña está vacía, todo está en su lugar y no hay rastros de vida humana en ella. -Busquen con precaución- Calan y yo subimos al segundo piso, en donde las condiciones cambian radicalmente, hay basura regada por todo el suelo, las habitaciones tienen rastros de sangre y excremento humano y un hedor emana en cada una de ellas.

-Maldición esto es asqueroso- dice Calan apenas ingresamos en una de las habitaciones, hay jeringas esparcidas por todas partes, varias toallas higiénicas usadas y ropa femenina. ¡Dios mío! ¿en que condiciones está Robert? -Estuvieron acá Ruiz- Dice Calan entregándole una bolsa de resto de comida. -No pueden estar lejos Ruiz, necesito recuperar a mi hijo- Y como si lo invocara, el llanto de un niño comienza a resonar por toda la casa, al igual que gritos desesperados de mujeres.

-¡Son ellos!- Doy un salto y sin pensarlo bajó las escaleras siguiendo el ruido, sin percatarme de que soy una presa fácil sin el apoyo del escuadrón. Me detengo cuando tengo enfrente una puerta de madera desgastada, me saco la pistola y la abró sigilosamente. -Maldición- Expreso cuando veo a la niñera amarrada a una silla, está totalmente desnuda y golpeada, a su lado izquierdo y en una cuna, Thomas está llorando tratando de que la niñera lo tomé en brazos y a la derecha hay otra mujer, esta esta desmayada, amordazada e igualmente atada en la silla desnuda.

-Joder que demonios es esto- Expresa Calan al entrar en el sótano, desata rápidamente a la niñera, se quita el chaleco y luego le tapa a la niñera con su camisa. -¿Quién es ella?- Desató a la mujer y al ver su rostro me doy cuenta que es... ¡MARTINA!

Entre integralesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora