Capítulo 7: Cambio de personal

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Acepté. Aunque, hace unos días, consideraba que era bastante joven como para preocuparme por el matrimonio o lo que llamaba "cosas de adultos", no me podía negar.

 Estábamos juntos desde 1961 y ya habían pasado 3 años. Pero, solo nos habíamos comprometido. No nos íbamos a poner a pensar en una fecha para la boda tan pronto. 

Ya no me hablaba mucho con Roger. El salía de gira con su banda, incompleta. Raramente lo veía. 

Pensé en invitar a toda mi familia (y a la de George) para almorzar y así les contábamos de nuestro reciente compromiso. 

George no parecía aterrado. Él me lo propuso. El sabía lo que quería, pero yo no. Así, sin aún saber que quería para mi, acepte e invite a nuestras familias para comunicarles de esto. 

Al día siguiente, estaban todos. 

Habían venido:

-Mi mamá

-Mi papá

-La mamá de George

-El papá de George

-Los hermanos de George

-Roger

y mis tíos. 

Saludamos a cada uno cuando entraban. Yo había cocinado un pollo al horno con ensaladas de guarnición. A todos les agradó la comida. 

Familia - Comenzó George, seguro - Les tenemos que decir algo. 

Me imagine lo que pasaba por la mente de cada uno. Supuse que iban a pensar que nos íbamos a mudar o que estaba embarazada. 

Nos comprometimos - Dije, interrumpiendo a George. 

Todos nos miraron con caras felices y se levantaron para felicitarnos. Vi a Roger y parecía que no lo podía creer. Corrió y me abrazó. Hacía meses que no nos veíamos como lo hacíamos cuando aún estábamos en secundaria. 

¡FELICIDADES JULIETTE! - Exclamó, feliz. 

Lo devolví el abrazo y me comentó que, su banda y él, se iban a ir de viaje a Grecia para buscar inspiración. 

Le comenté que me parecía una buena idea y que ojala lo disfrutara. Que no todo era pensar en música y componer canciones, cosa que le había dicho a George días antes. 

Comimos un postre que la hermana de George había traído y nos despedimos de todos. Le prometí a Roger que iba a llamarlo más seguido y el me prometió lo mismo. 

Cuando todos se fueron, Geo y yo nos quedamos limpiando. El limpiaba los pisos y yo lavaba los platos. 

Al terminar, ambos estábamos muy cansados, así que caímos rendidos en la cama, sin cambiar nuestra ropa, sin haber comido, solo dormimos. 

A los dos días, George se tenía que ir a grabar la película. Habían cambiado de locación, de personal y habían eliminado todo el material grabado porque ninguno de los directores estaba conforme con el. 

Lo acompañe a la estación de tren. Ahí nos despedimos como si fuera una cinta romántica. 

Adiós, Juliette "Juls" Waters - Dijo el, de manera sarcástica - Te extrañare. 

Nos veremos en un mes George "Geo" Harrison - Respondí - Yo también, querido. 

Me reí mientras el tren se alejaba de todas las fans. Con Jane, Maureen y Cynthia veíamos como nos saludaban nuestras parejas. Hacía que soltáramos pequeñas lagrimas que recorrían nuestra cara. 

Durante ese período, las chicas y yo vivimos juntas, con Pattie y Eric. Todas éramos muy unidas, tal vez solo era por ser las parejas de los Beatles, pero gracias a eso nos entendíamos. 

Habíamos dividido las tareas. Maureen lavaba la ropa, Pattie limpiaba los pisos, Jane cocinaba, Cynthia ordenaba y yo hacía las compras. 

Mientras tanto, Cynthia le pedía a Eric que llevara a Julian a parques, o a cosas así, para que se divirtiera. 

Cada día, el lugar se inundaba de fans. Nos preguntaban a donde se habían ido los Beatles, a que, que éramos de ellos y eso nos generaba dolores de cabeza. Pero la casa estaba aún más llena cuando llegaban las cartas. 

George, John, Paul y Ringo mandaban cartas casi diariamente. En ellas decían que nos extrañaban y que no veían la hora de volvernos a ver. 

Lo malo, era que Brian Epstein nos había prohibido responder a las cartas o a las fans, ya que la relación con los chicos debía ser secreta. 

Una vez cada tanto, nos íbamos a nuestras casas a chequear que todo estuviera bien y que no nos hubieran robado nada, ya que las fans eran capaces de hacer eso con tal de tener algo que ellos usaran.

Llego Abril y ellos estaban de vuelta en casa. Llegaron a la medianoche, pero nosotras los estábamos esperando. Cuando los vimos, no pudimos evitar correr a abrazarlos. Habíamos estado un mes entero sin ver a nuestros novios/esposos y no podíamos hacer menos. 

Con George, fuimos a casa y, al llegar, me repitió lo mucho que me había extrañado. También, me dio uno de sus cálidos besos, que era lo que más había extrañado de el. 



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