Capitulo 6: El nacimiento de Bumi

206 10 1
                                    

1 mes más y el nuevo miembro de la familia ya estaría aquí. Eso era lo único que tenía en mente Katara mientras observaba como su marido intentaba construir junto con su hermano una cuna, un tanto grande para el pequeño. 

- ¿Pero qué va a nacer? ¿Un bebé o un dinosaurio? - preguntó Suki desde el marco de la puerta. Todos habían ido a ayudar con los últimos preparativos antes de la llegada del pequeño y Katara se sentía muy agradecida por tener unos amigos tan maravillosos como los que tenía. Estaba feliz. 

- Hombre, tendrá que tener espacio para las grandes orejas que se le formarán gracias a su padre - apuntó con sorna Toph haciendo reír a todos los presentes, incluyendo al aludido. 

- ¡Hey! Tampoco son taaan grandes - respondió Aang mientras colocaba el último tornillo y se levantaba a la vez que se limpiaba el polvo de los pantalones. Katara se acercó a él con dos pasos, tiró de su camiseta hacía abajo para ponerlo a la altura de sus ojos y le plantó un suave beso en los labios - Ambos sabemos que eso no es cierto - Aang esbozó una gran sonrisa y le devolvió el suave beso ante la atenta mirada de los demás. Sokka emitía un sonido de asco ensayado mientras que el resto los miraba con cariño.  

Así pasaron la tarde: entre risas y muestras de afecto y emoción por el que llegaría en menos de 1 mes. Sin embargo, los meses pasan rápido y más cuando estás ocupado. Esto fue lo que le pasó a nuestro querido Aang quién, debido a todo el trabajo que tenía al ser el avatar, no vio que el tiempo pasaba. Cuando se quiso dar cuenta, el pequeño alcón de Sokka voló hasta él con una nota que decía: Ya viene. Eso fue lo único que necesitó para ponerse en movimiento. Con una disculpa, se despidió de los demás ministros antes de que se acabara la reunión y voló hasta Appa quién le esperaba tumbado en una gran explanada. Este al ver al avatar con prisas, se levantó rápidamente y al momento en el que notó su pequeño peso en su lomo, se alzó y sobrevoló la gran ciudad en busca de Katara ¿Estaría ya en un hospital o seguiría en casa? caviló mientras dirigía a Appa hasta su casa, esperando que su intuición no le hubiera fallado. 

Mientras tanto Katara se agarraba fuertemente a la camiseta de su hermano mientras gritaba de dolor cada vez que tenía una contracción. Sokka paniqueaba y Suki estaba al frente intentando llevar el control de la situación.  Hacía dos horas que habían mandado el pequeño aviso a Aang pero todavía no había llegado ¿Qué lo estaba retrasando tanto? 

- Intenta mantener la respiración, tal y como practicaste. Tú puedes Katara - animó Suki. Cogió un par de cojines y le instó a su novio de que uno de estos lo pusiera de apoyo en la espalda de su hermana, mientras que el otro lo colocaba en el suelo para ella. Los tres estaban nerviosos. Ninguno excepto Katara sabía que era lo que tenían que hacer en un parto y eso hizo que cada minuto miraran por la ventana, deseando que Aang llegara. 

- Creo que deberíamos llevarla al hospital, puede que sí que tengamos tiempo - comentó Sokka con un paño en la mano, el cuál estaba mojado del sudor de Katara 

- No hay tiempo, creo que ya estoy muy dilatada...- respondió entre respiraciones -  ¡Ya viene! 

Entonces escucharon unas fuertes pisadas. Appa. Aang había llegado. Rápidamente Suki fue a abrirle la puerta dejando así entrar al avatar quién, sudoroso y nervioso corría hacia la entrada. Un asentimiento. Eso fue el único saludo que le dedicó Suki mientras le sujetaba la puerta. Un asentimiento diciendo: Has llegado a tiempo. Katara está esperándote. 

El avatar corrió escaleras arriba hasta la habitación que compartía con su mujer, encontrándose allí con esta en posición junto con Sokka quién tenía los ojos desorbitados por el nerviosismo. Aang sonrió y se acercó a su esposa para depositar un suave beso en su frente. 

- Ya estoy aquí y traje compañía - anunció. Entonces un señor trajeado con maletín se asomó por el marco de la puerta, pidiendo permiso para entrar - Es médico y ya ha trabajado en partos antes. Estaba en la reunión conmigo - comentó mientras el señor se acercaba a la mesilla, depositaba el maletín y lo abría, dejando ver una gran cantidad de utensilios. Sacó unos guantes, se quitó la corbata y la chaqueta y esbozó una sonrisa a Katara quién lo miraba atentamente. 

- Tranquila, esto es pan comido - Cogió unas tijeras especializadas y se acercó a Katara. - Necesito que desalojéis la habitación. Prefiero que solo esté el avatar. Así haré el trabajo más cómodamente - comentó. Suki y Sokka se miraron y, después de pronunciar algunas palabras de aliento a la pareja, salieron por la puerta. - Bien. Empecemos. 

---------

- ¿Qué tal crees que les irá? - preguntó Sokka preocupado. Habían pasado dos horas desde que dejaron la habitación y ya se empezaba a impacientar. 

- Tranquilo, seguro que están bien. Katara es fuerte - alegó con una sonrisa. Se sentó un poco más cerca de él y le frotó la espalda reconfortándole. En ese momento escucharon la puerta de arriba cerrarse y el sonido de unas pisadas por las escaleras. Ambos, impacientes se levantaron ante la entrada del médico quién, con una sonrisa conciliadora, anunció que la pareja ya tenía a su primer hijo y que ya podrían subir a verlos. 

Sin más, la pareja corrió escaleras arriba para darle la bienvenida al nuevo miembro de la familia. Sokka lloraba y Suki tenía los ojos empapados en lagrimas que amenazaban con salir. Abrieron la puerta y se encontraron con una de las imágenes más bonitas que hubieran visto. Avatar Aang y Katara ambos observando a un pequeño bulto que se encontraba entre los brazos de su madre. La pareja los miró y les indicó que se acercaran para verlo. El nuevo miembro era pequeño, de dedos regordetes y bastante pelo negro. " Un niño muy blandito" según Sokka. 

- Os presentamos a Bumi - Presentó Aang mientras Katara le quitaba la pequeña mantita que cubría la cara del pequeño. A partir de ese momento, todo fueron risas nerviosas, lágrimas de felicidad y abrazos. 

- Somos... ti...tos - comentó entre sollozos Sokka observando al pequeño Bumi. Katara sonrió y asintió con pequeñas lágrimas en sus ojos para luego mirar a su marido quién miraba completamente embelesado a su hijo. Katara estaba agradecida. Tenía una maravillosa familia que adoraba y sin dudarlo, podía decir que era feliz. Muy feliz. 



AdulthoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora