Carlo y Marco

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Me levanté con un fuerte dolor en el pecho, todavía no podía creerme que enterraría a mis dos amigos hoy. No quería ir porque quería evitar la realidad, pero tengo que afrontarla, solo así podré pasar página.

Me fui a la ducha y me puse un vestido negro que iba por encima de las rodillas, unas botas negras y unas gafas de sol. Fui hacia la cocina para desayunar, Damiano preparaba el desayuno.

-Buenos días principessa-me besó-estoy muy orgulloso de ti

-Gracias... por favor no te vayas de mi lado...-le abracé

-No lo haré amore, te he preparado el café -me alcanzó una taza

-Grazzie- bebí un poco. Llamaron a la puerta y fui a abrir

-Buon giorno Marle-dijo Thomas entrando con una sonrisa encantadora- espero que no te moleste que vaya con vosotros

-En absoluto, eres mi amigo-le abracé

-Ciao Marle-entraron Vic y Ethan y me abrazaron

-¿Como estás?-preguntó el moreno de pelo largo

-Un poco animada... me gustaría dar un discurso allí

-Eso está genial- respondió la rubia- Damiano dame comida, que no he desayunado porque sabía que estarías preparando algo-dijo mientras entraban todos en la cocina

-Chef Damiano a su servicio-respondió este- he preparado café, tostadas y té por si alguien quería

-Yo voy a querer té, el café me altera mucho-dijo Thomas sirviéndose una taza- ¿alguien más quiere té ?-todos negamos y les serví una taza de café.

Me alegra que hayan venido a acompañarme en un día tan duro y doloroso como hoy, en estos momentos sabes cuando puedes confiar y contar con una persona.

Llegamos al velatorio en la casa de la madre de Marco, al verla la abracé muy fuerte, sobraban las palabras, estábamos rotas de dolor. Me acerqué a ambas cajas, estaban cerradas, pero así lo preferíamos.

-Mis chicos-dije tocando ambas cajas- siento mucho todo lo que ha pasado, ojalá pudiera volver atrás- susurré- tenéis unas flores preciosas-sonreí-os voy a echar de menos

En unas horas vinieron para llevarse ambas cajas al cementerio, nosotros seguiríamos los coches. Empezamos a seguir los coches, Damiano no me soltaba la mano. Llegamos al lugar y bajamos del coche.

El cura empezó a hablar y después la madre de Marco

-Hijos... no sabéis el vacío que habéis dejado en mi vida, Carlo, llegaste a nuestras vidas cuando más te necesitábamos, para mi siempre serás como mi hijo-empezó a llorar- y mi Marco... mi alegría, mi vida entera, no puedo estar más orgullosa del hombre en el que te convertiste, os quiero, nunca os voy a olvidar y nunca olvidaré todo lo que habéis hecho por esta anciana

Llegó mi turno para hablar, necesitaba hacerlo para poder descansar

-Carlo, todavía me acuerdo cuando llegué a esta ciudad y me ofreciste trabajar contigo a los pocos días de conocernos y lo gracioso es que era un trabajo temporal. Me enseñaste el valor de la amistad y el sentido del amor con todo tú cariño hacia Marco. Marco... eras de las pocas personas que confiaban en mi, cuando te conocí en el teatro aquel día recuerdo que me empezaste a tratar como si fuéramos amigos de toda la vida y así eras siempre con todo el mundo. Os quiero muchísimo, de todo corazón.

Ver como poco a poco les metían en aquellos huecos era muy doloroso, quería salir corriendo pero no puedo, mis amigos nunca se irán de mi lado, lo único que me queda son los buenos recuerdos con ellos.


Una vez en casa me metí en la ducha y mojé mi cabeza, necesitaba despejar mi mente de alguna manera, necesito dejar de pensar.

-Marle- entró Damiano- llevas una hora en la ducha, ¿quieres hablar?

-No... solo necesitaba relajarme, no te preocupes, enseguida salgo

-Vale amore, si me necesitas, estoy en la terraza-se fue. A los pocos minutos salí y me puse el pijama, sinceramente quería estar en casa, esconderme en mi habitación y no salir. Fui a la terraza con Damiano, me senté en una silla as u lado

-Gracias por estar conmigo-cogí su mano y sonrió. No necesitaba que dijera nada, solo quería que se quedara a mi lado y no me soltase la mano.


*Dos meses más tarde*

-MARLENA -escuché gritos desde la puerta de entrada, los chicos acababan de llegar. Salí de la habitación desubicada y con un moño desecho

-Joder, menudo susto, estaba durmiendo-repliqué

-Damiano deberías de haberte encargado-dijo la rubia enfadada- Marle, vete a vestir, te esperamos

-Vale... no entiendo nada-volví a cambiarme y me puse una falda roja y un top de tirantes negro junto con unas vans. Volví al salón

-Tenemos una sorpresa para ti- dijo Thomas y sonrieron

-Confía en nosotros-damiani me vendó los ojos y me cogió en brazos para sentarme en el coche. En unos minutos llegamos a un lugar y me bajaron

-Es aquí,¿lista?-preguntó Ethan

-Si...-me quitaron la venda y estábamos en el teatro

-Sorpresa-dijeron todos

-Chicos...-el teatro había cambiado de nombre, ahora se llamaba Marlo, la fusión de los nombres de Carlo y Marco

-Bienvenida a tu teatro-dijo Thomas dándome las llaves

-¿Cómo?¿ Es mio...?

-Sabemos lo importante que es este teatro para ti y por suerte pudimos hablar con la madre de Marco antes de que falleciera y lo compramos-sonrió Damiano

-Chicos esto es maravilloso... no me lo puedo creer, sois los mejores-los abracé. Entramos en el teatro, todo sigue igual, es maravilloso volver aquí...

-¿Quieres ver lo mejor?-dijo Vic y asentí. Me llevó donde los camerinos, ambos llevaban el nombre de Marco y Carlo- estos son los camerinos VIP-solté una risa

-Gracias... de verdad, no sabéis lo contenta que estoy

-Es lo mínimo que podíamos hacer-sonrió Thomas.

Ahora sí que estaba feliz, el teatro era nuestro, podía seguir trabajando y mis preocupaciones se fueron de mi cabeza. Este teatro siempre me ha dado cosas maravillosas, primero a Carlo y Marco y después a cuatro de las personas que más quiero en este mundo.

Nada es lo que parece, Marlena ~MåneskinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora