Hermione Granger: y el cáliz de fuego

Capítulo 6: El Traslador Scamander parte 2

Sus varitas iluminaban el sendero, no había nada ni nadie cerca, eran sólo ellos en una dirección desconocida siguiendo el espíritu de un conejo que no paraba de saltar. Giny y Ron se abrazaron para conservar el calor, Harry y Neville hicieron lo mismo aunque un poco incómodos, pero era la única forma de pasar el frío. Hermione por otra parte, se mantenía a una distancia segura delante ellos, se estaba congelando y apesar de eso no paraba de caminar, su cabeza estaba concentrada en encontrar el final del camino; confiaba en el conejo, trataba de pensar que al final encontrarían algo que les serviría para salir de ahí. Trataba de colocar en su mente esas cosas y olvidar que caminaba en la nieve y en la tormenta.
Casi como una curiosa causalidad, el conejo se detuvo frente a una piedra y desapareció, pero no era cualquier piedra ya que en ella había incrustaciones de materiales preciosos por toda la circunferencia.

El viento hizo un rugido muy fuerte que levantó una capa de nieve densa, que reveló partes de lo que parecía ser una placa de mental. Neville la limpio con la punta de sus zapatos, había algo grabado en ella.

—Traslador Scamander para Magos en apuros —Ron leyó lo que decía la placa—.

—Genial, vamos —expresó Neville con emoción—. Se preparó para tocar la piedra.

— ¡No! —gritó Hermione—, para que el chico se detuviera.

—Es nuestra única salida, hemos recorrido mucho, y no hay nada más cerca —Giny le explicó la situación en la estaban—.

—Yo estoy cansado de caminar, no importa a donde nos lleve, seguro será mejor que aquí —Ron se unió a Neville—.

Los 5 se preparon para tocar el Traslador, había mucha incertidumbre pero ya no podían perder más el tiempo. La castaña dudó por unos instantes, tenía mucho miedo de que los llevara a una trampa, a un vacío o algún bosque lejano y oscuro. Todos habían conectados sus manos, Harry miró a Hermione para tranquilizarla y le ofreció su mano, era como si tratara de decirle que confiara en él.
La chica tomó la mano de Harry y después conectó su otra mano con la de Giny, el Traslador comenzó a actuar, La energía creció rápidamente preparada para explotar en cualquier momento. Los cuerpos de los chicos ahora solo eran una masa gelatinosa en el tiempo y cuando por fin llegó al límite, los chicos desaparecieron.

Sus cuerpos volvieron 20 minutos después, en un bello jardín; lleno de rosas y fuentes de agua.
Todos se quitaron las bufandas observando el paisaje tan cálido y diferente. Los pueblerinos caminaban cerca de la zona con carretas llenas hasta el tope de uvas y muchos vegetales, y por el rápido juicio que hicieron dedujeron una cosa, estas personas eran Muggles.

Lo único que ignoraban, era el nombre del lugar.

(En algún lugar remoto ).

La joven Luna despertaba con pesadez, escuchaba mucho ruido cerca suyo, incluso pudo oír como algo de cristal se estrellaba. Levantó su cuerpo y tocó su cabeza, era un dolor casi insoportable, ni siquiera podía ver bien, los rayos de luz parecían filosos cuchillos para sus ojos. Entre los pequeños lapsos en los que podía hacerlo, pudo divisar que estaba en el interior de una carpa mágica de campamento, y frente a ella había una mesita de madera dónde habían cosas extrañas y su varita.

Intentó ponerse de pie para tomarla, pero sus brazos fueron detenidos por un Joven, un tanto más alto que ella. Miró su rostro con dificultad, el joven tenía una sonrisa encantadora, no parecía una amenaza, la llevó hacía la cama otra vez y se sentó a su lado.

—Veo que despertaste —dijo el extraño—.

— ¿Quién eres tú? ¿Como llegué hasta aquí? ¿Donde estoy? —preguntó recuperando un poco la vista y su postura—.