Capítulo 3

159 18 4
                                    

Se dio prisa en vestirse antes de que entrara Tom de nuevo a incordiarle. No entendía que hacía allí, ¿acaso se metía él con lo que hacía o dejaba de hacer? Era su maldita vida, él tampoco le dijo nada sobre donde se metía al liarse con Clarisse. Sí, la chica le era muy simpática pero...su trabajo no era precisamente el adecuado para que una relación funcionase.

Cantante, si ellos mismos habían pasado por lo mismo. Todos los días de viaje, sin tiempo para poder dedicarlo a una pareja, sin nada de privacidad. Viendo sus rostros todos los días en las noticias, escuchando los rumores que corrían tras ellos, alguno falsos y otros...otros tan ciertos como su homosexualidad.

¿Por qué mintió? Juró y perjuró que él no era gay, y 5 años después tendría que tragarse sus palabras. Sus clientes eran casi todos hombres maduros y casados, nadie querría verse implicado en un escándalo como el que estallaría si alguien descubriera que Bill Kaulitz, ex cantante y modelo se acostaba por dinero.

Que le mundo supiera que era gay ya le daba igual, pero que se enterase que le pagaban por follar...no, eso jamás. A su madre le daría un ataque...

— ¿Bill?

La voz de Tom le hizo maldecir por lo bajo. Aún no se había empezado a vestir o peinar y no le quedó más remedio que hacerlo a la velocidad del rayo mientras que Tom le espiaba a su espalda.

— ¿No crees que vas demasiado maquillado? —preguntó Tom de pronto.

Bill se le quedó mirando a través del espejo mientras se aplicaba una sombra plateada sobre sus castaños ojos. ¿A qué venía esa pregunta?

—A tu edad...—empezó a decir Tom.

— ¿Mi edad? —repitió Bill volviéndose—Tengo 26 años, estoy en la flor de la vida. En cambio tú, mírate. Parece que tienes 80.

— ¿Por qué dices eso? —saltó Tom ofendido.

—Porque siempre llevas un gesto hosco en la cara—contestó Bill sin inmutarse.

—Estoy preocupado, perdóname—se defendió Tom.

— ¿Por qué? —preguntó Bill, aunque conocía de sobra la respuesta.

— ¿Qué te pasa? —preguntó Tom yendo de nuevo directo al grano—Un novio no es excusa para no llamar nunca a casa.

—Mi trabajo, ya sabes—murmuró Bill volviéndose de nuevo—Cuando no desfilo tengo una sesión de fotos o hay una inauguración que requiera mi presencia. Estoy todo el día de arriba abajo y por la noche cuando llego a casa solo me apetece irme a la cama.

—Con Michael—apuntó Tom.

—A veces sí—se le escapó a Bill.

— ¿Cómo que a veces sí? —inquirió Tom.

Apretó los labios y maldijo por lo bajo, esa discusión no llevaba a ningún lado y solo había conseguido que bajase la guardia. Respiró hondo tratando de calmarse, no sabía cómo iba a poder soportar los días que se quedase Tom mintiendo todo el rato, no yendo a los sitios donde solía ir por si alguno de sus clientes le reconocía.

Aunque había una regla no escrita, estando ocupado nadie debía acercársele ni mucho menos hablarle. Tenían su móvil y era su único modo de comunicarse.

— ¿Bill? —llamó Tom exasperado.

—A veces...—repitió Bill con calma—Otras veces, estoy yo solo en la cama. Michael trabaja y suele viajar mucho. Además, te he dicho que es solo un amigo. No es mi novio.

"Ya...solo el chico con el que te acuestas"—pensó Tom resoplando.

No le quedó más remedio que conformarse con esa respuesta, que en el fondo era lo más obvio. Respiró hondo, desechando la idea que se le vino a la cabeza cuando Bill le dijo que a veces se acostaba con Michael...llegó a pensar que las otras veces, eran otros quienes ocupaban su cama. ¿Por qué llegó a pensar esa bobada?

Mi vida sin tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora