Capítulo 5

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Un tenso silencio se hizo en el restaurante. Tom miraba por donde había salido huyendo Bill sin entender en parte qué le pasaba. Vale que se había pasado un poco echándole en cara que no fuera a ver a su madre, cosa que él hacía siempre que podía. Pero...le había parecido ver como los ojos de Bill se llenaban de lágrimas, y lo último que quería era que llorara por su culpa.

Pero...había algo más, lo había notado. Le veía tenso, como en alerta. Le pasaba algo y a su lado estaba la persona que más conocía a Bill en esos momentos.

— ¿Qué le pasa? —preguntó mirando a Michael.

—Lleva unos días estresados—contestó Michael carraspeando—Le he dicho que...que se aleje una temporada, que hagamos un viaje juntos pero no me hace caso.

Y era verdad, llevaba unos días tratando de convencer a Bill para que se hicieran una romántica escapada. Le había sentido bajo de ánimos, ya no era ese chico sonriente que conoció, por mucho que lo intentara. El trabajo al que se dedicaba le estaba pasando factura y él era el único que lo había notado. Porque Bill no tenía a nadie a su lado, porque su familia no estaba enterada....porque impedía que nadie le ayudara...

—No te conozco de nada—empezó a decir Tom—Bill insiste en decirme que eres solo un amigo, pero sé que hay algo más. Y me alegro mucho por él, sé que le cuidas y te preocupas. Bill no podía haber encontrado a nadie mejor.

Michael asintió sonriendo. Se había ganado al hermano, ahora solo faltaba...su novio.

—Déjame ir a por él—dijo poniéndose en pie.

Tom asintió y esperó a que Michael supiera frenar esa pataleta de Bill. Sentía haber saltado de esa manera y más con Michael mirando, pero no lo había podido evitar. Ni Bill tampoco responderle. Estaba claro que tenían que hablar, entre ellos se abría un abismo difícil de saltar.

Llegó al baño, pero no entró. Se quedó escuchando, unos débiles sollozos ahogados flotaban en el aire. Respiró hondo y abrió la puerta. Bill se hallaba ante el lavabo mirándose al espejo fijamente. Por suerte no había nadie y Michael entró del todo en el baño, cerrando la puerta tras él.

Se le acercó y le abrazó por la espalda sin decir nada, apoyando la cabeza sobre su hombro.

—Siento hacerte perder el tiempo—musitó Bill sin atreverse a mirarle—Te hago cancelar tu apretada agenda para ver como mi hermano y yo nos tiramos los trapos sucios a la cara.

—Estar contigo es lo mejor que me puede haber pasado—dijo Michael con firmeza.

—No estás conmigo—apuntó Bill con dolor—Eres uno más de los chicos que me tiro.

Michael arrugó la frente, no le gustaba que le hablara de esa manera, y mucho menos que le metiera en el grupo de clientes que pagaba para follar con él. No, ellos hacían el amor, y siempre le trataba con todo el cariño y respeto que se merecía.

—Joder, hoy estoy que me salgo—resopló Bill tratando de soltarse de su abrazo.

Pero Michael no se lo permitió. Al contrario, le hizo girar en sus brazos e ignoró su forcejeo, acercó su cara a la suya y se apoderó de sus labios. Empezó a besarle suavemente, lamiendo su labio inferior para que se relajara y le dejara paso. Poco a poco sintió a Bill calmarse en sus brazos y responder a su beso hambriento de deseo.

Siguió besándole hasta que sintió que le faltaba el aire, y solo entonces sus labios se separaron.

—Perdóname—susurró Bill sin aliento.

Mi vida sin tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora