Capítulo 46

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Harry y Louis caminaron por el largo pasillo intentando ser lo más silencioso que les permitía la velocidad moderada con la que se movían. Al llegar a la última esquina que daba a las escaleras, el rizado se detuvo, se puso en cuclillas y le indicó al mayor con un gesto de las manos que hiciera lo mismo; con otro gesto con su mano le indicó que esperara ahí en silencio y una vez que el ojiazul asintió como respuesta, el ojiverde caminó silenciosamente para revisar que el camino estuviera libre mientras acomodaba el arma en sus brazos para prepararse a usarla; el único sonido que se escuchaba en ese largo corredor eran unos cuantos clicks que provocaban las partes del francotirador que llevaba en menor en los brazos. Una vez que tuvo la escalera en su campo de visión, suspiró con una leve sonrisa por el increíble sentimiento de alivio cuando vio que la puerta seguía cerrada y que estaban solos. Bajó el arma volvió a colgarla en su hombro para regresar con Louis y se volvió a poner en cuclillas para estar a su mismo nivel.

–Aún no encuentran la entrada–susurró con una sonrisa–pero no sabemos que va a haber al otro lado de la puerta, ¿de acuerdo?–Louis asintió con una expresión de concentración–necesito que recuerdes que tu único trabajo es...

–Ir por la computadora y regresar–respondió al mismo nivel de voz que el rizado.

–Correcto–asintió–los únicos motivos por los que puede detenerte serían–levantó el dedo pulgar–si tienes que esconderte detrás de algo–levantó el dedo índice–o si alguien se para enfrente de ti, no hay ningún otro motivo por el que puedas detenerte, ¿de acuerdo?

–Lo entiendo, Harry–dijo con hartazgo mientras rodaba los ojos.

–Louis–lo tomó por las mejillas–no importa que escuches, no importa que veas, tu debes volver con la computadora–lo miraba a los ojos con intensidad–si me disparan, tu sigues corriendo, si me atrapan, tu sigues corriendo–la expresión de Louis comenzó a transformarse en una llena de preocupación–yo voy a hacer lo necesario porque no te hagan daño–torció los labios–la única razón por la que yo me voy a mover es si necesito distraerlos, pero si me voy, necesito que corras más rápido–pegó su frente a la del mayor–promételo.

–Harry, yo...–bajó la mirada.

–Louis–llegó una mano a su barbilla para levantar su rostro y obligarlo a mirarlo–prometí no volver a subestimarte–peinó hacia atrás los mechones que cayeron por la frente de su acompañante y después la regresó a su mejilla–pero tu prometiste hacerme caso–torció los labios–si no puede hacerlo, iremos de vuelta al arsenal y te quedarás con ellos.

–No–negó con la cabeza–puedo hacerlo–agarró con fuerza los antebrazos del rizado–te lo prometo.

Harry suspiró profundamente y después asintió una sola vez–cuando salgamos por la puerta, irás todo el tiempo detrás de mi–ladeó la cabeza–necesitaré que me prestes tu pistola hasta que lleguemos a la sala de estar–extendió el brazo a modo de petición, Louis asintió una sola vez y se la entregó–todo el tiempo necesito que me tomes por la camisa y no me sueltes, ¿está bien?

–De acuerdo–dijo entre un suspiro.

–Basta con un solo disparo para que esto se vuelva un caos, así que intentaremos usar las balas lo menos posible–el ojiazul volvió a asentir para aclarar que comprendía–cada bala que dispare es un indicador para movernos más rápido pero con más cuidado, necesito que tengas esa parte clara.

–Si, lo entiendo–dijo mientras procesaba toda la información que acababa de recibir.

–Aquí termina tu curso de sicariato–dijo con una sonrisa–¿alguna duda?

Síndrome de Crapgras ||  Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora