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Narradora:

Pasaron dos días de que la azabache ❝secuestró❞ a Michiro. Al primero nadie se dio cuenta, excepto Ban. Aún se sentía mal por haber ofendido a la chica, aunque no era su intención.

Este había observado desde lejos cómo había salido por la puerta, enfadada, tras haber lavado los platos.

Pasó de nuevo toda la noche pensando en ella, y en qué estaba haciendo, puesto que pese a ser las dos de la mañana pasadas, no había vuelto.

En la mañana tampoco la encontraron, algo que no ayudó mucho en su preocupación.

Días anteriores.

Todos despertaron con normalidad.

Elizabeth y Meliodas fueron los primeros en bajar, se supo por los comentarios de Elizabeth diciendo: ❝Pare, Sir Meliodas❞ y las leves a risas del susodicho.

Luego se escucharon más pasos, que daban a lugar a cinco personas más, y nuestro hombre sabía que faltaban personas.

No era difícil saber que con la presencia de Michiro tendrían que escucharse más pasos de lo habitual, y sin embargo, escuchó menos de lo que debería.

El único que seguía tumbado en la cama, haciendo pensar que estaba dormido era Ban, nuestro zorro. Estuvo atento a todos los pasos que oyó, y ya que sabía que Michiro caminaba delicadamente en su normalidad, y se sorprendió de saber que ninguno de esos pasos fueron delicados.

Suspiró, imaginando que seguiría dormida. Talló sus ojos y con bastante desdén y se incorporó sobre la cama, sentándose sobre esta.

Observó el gran paisaje que le mostraba la enorme cristalera de la habitación. La misma también daba paso a una increíble cantidad de luz molesta para Ban, ya que era temprano y apenas acababa de volver a la realidad.

Con esfuerzos sobrenaturales para él, consiguió levantarse del mueble tras haber apartado la cantidad de sábanas que momentos antes lo rodeaban, y se dirigió al pequeño cuarto perteneciente a la habitación.

Allí se encontraba el baño, que gracias a la época, no consistía en mucho más que una tina antigua, un termo que hervía el agua y el váter. También había un pequeño espejo encima del váter, a saber para qué.

El chico puso en función el termo y escuchó el ruido que hacía este al encenderse.

Mientras deseaba que pronto terminara ese estruendro, comenzó a quitarse la ropa, observando de vez en cuando su semblante serio en el espejo.

Una vez se quitó la ❝camisa❞ de cuero roja incrustada de piedras turquesas, notó sus marcados músculos relajarse ante el tacto del vapor.

Lo mismo ocurrió cuando bajó sus pantalones y su ropa interior, para luego meterse en la bañera con agua caliente. Un leve suspiro salió de sus labios, pero este era más bien un gemido encubierto.

Echó su cabeza hacia atrás, dejando que su nuez se pronunciará aún más.

Apoyó sus codos en los bordes de la tina y dejó que los montones de espuma que el gel de baño había creado chocaran con su torso, mientras que el vapor del agua hacía la temperatura de la habitación parecida a la de una sauna.

「 𝐓𝗋𝖺𝗍𝖺𝗇𝖽𝗈 𝖣𝖾 𝐄𝗇𝖺𝗆𝗈𝗋𝖺𝗋𝗍𝖾 」- Ban × Female Reader -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora