El amanecer de un nuevo día, en la residencia Midoriya se llevó a cabo la rutina un poco diferente de lo usual, Izuku despertó, sin embargo, en lugar de darse una ducha cómo solía hacer a penas levantarse, cepillo sus dientes y lavo su cara, luego se dirigió al área de lavandería, empezó a revisar el lugar en el que había escondió el traje negro que había usado anteriormente en el trabajo.
Fue tal como Izuku imaginaba, no fue fácil limpiar la sangre en el traje, aunque al ser color negro lo facilito, no tuvo la misma suerte con la camisa blanca, tallo durante bastante tiempo y llegó a tener rasgar las ropas que solo había utilizado una vez, afortunadamente no sucedió, se notaba más eso no sería un inconveniente.
Al haber terminado, decidió no había necesidad de dejarlo en la lavadora, por lo que simplemente lo tendió con la demás ropa, volvió a su habitación y procedió a darse la ducha que había dejado pendiente, se arregló para su trabajo, desayuno, vio televisión, salió de casa asegurándose de cerrar correctamente las puertas y se encamino a la parada de autobús, llegando sin retraso al edificio en el que trabajaba.
Saludar a la recepcionista ya era una costumbre, subir el ascensor, ir a su oficina, revisar lo que correspondía en la computadora, saludar a su jefe, mencionar su agenda del día, responder llamadas, almorzar, conversas con sus amigos del trabajo, mantener algunas conversaciones con Shoto, el día paso sorprendentemente rápido.
Izuku volvió a casa, sintiéndose un poco temeroso de lo que podría encontrar en esta, se alegro bastante al saber que esa noche Katsuki no se quedaría a dormir, de un mejor humor, converso con su madre durante la cena, subió a su habitación, se cambió a algo más cómodo, disfruto un poco de su tiempo libre y cuando los bostezos empezaron, no tardó en ir a la cama y dormir.
Los siguientes dos días no fueron muy diferentes, aunque el jueves Shoto pareció notar el desgaste en su traje negro, pero no lo podía saber con certeza puesto que no comento nada al respecto.
El peliverde estaba bastante feliz por su actual rutina, así, el viernes por la mañana fue igual, dulce comodidad estaba resultado ser su semana, excluyendo obviamente el inicio de la misma.
Entonces, cuando Izuku llegó a su trabajo ese día, saludó a Uraraka, quien parecía estar en uno de esos pocos momentos en los que no había constantes llamadas al teléfono junto a ella, así que bastante animada, no dudo en entablar una pequeña plática con el joven secretario del presidente.
-Buen día Izuku, llegas temprano otra vez- mencionó la castaña, entre sus conocidos en el trabajo, ella era la única que le llamaba por su nombre, a excepción de su jefe claro.
-Es mejor así, me sorprende que no estés al teléfono- dijo el peliverde.
-¿Qué puedo decir? Hoy tengo un poco de suerte- dijo Uraraka sonriendo al menor.
-¿Un poco? Literalmente siempre que te veo estás al teléfono- mencionó Izuku, medio en broma.
La castaña se rió, si era porque le daba gracia, no lo sabía.
-Seguro es por la fiesta anual- dijo Uraraka.
-La fiesta anual- repitió Izuku.
-Si, las personas tienen a llamar más a la oficina central de Japón en esta época del año- explicó la castaña.
-La fiesta anual- volvió a decir Izuku, esta vez como un susurro, entonces algo hizo click en su cerebro, recordando el suceso en la oficina del presidente durante su primer día como empleado.
Entonces el teléfono en recepción sonó, Uraraka contestó la llamada, se despidieron con señas e Izuku no tardó mucho en llegar a su oficina, una vez ahí se sentó en el sillón a pensar en la celebración que estaba por venir, puesto que literalmente sería mañana.
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Romance de oficina [TodoDeku]
FanfictionLa sociedad siempre se encuentra marginado y dañando a las personas diferentes. Por sus gustos, apariencia y clase social. Hay celos, rencor y envidia en todas partes. No existe lugar en el mundo libre de tales emociones. Aquellas personas que llega...