Capitulo III

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CAPÍTULO 3

Al despertarme, cinco segundos fue todo lo que necesité para darme cuenta de que estaba desnudo, bueno, casi, tenía solo mi ropa interior. Desconcertado, miré velozmente a mi alrededor y el siguiente pensamiento fue aún más alarmante. ¿Dónde diablos estoy?

La cama era grande y confortable, un contraste, comparada con mi cama individual en la residencia, no tan larga como la California King que tenía en mi casa, pero pasaba tan poco tiempo en aquella que esta se sentía gigante y más que ajena, también olía bien, a jabón y sábanas recién lavadas, me devané los sesos buscando recuerdos de la noche anterior, no fue demasiado difícil, no estaba tan borracho como para haberme olvidado, recordaba a Ten, que me dejó de a pie, recordaba a Chanyeol, Chanyeol, ay. Demonios. Estaba grabado en mi mente como una marca a fuego, Chanyeol que se ofreció a llevarme a casa, cerré los ojos en un lento y doloroso pestañeo, y había aceptado su oferta, subí a su camioneta, a la de un motoquero hot y peligroso.

Aparté las mantas con rapidez y estudié mi cuerpo como si pudiera encontrar evidencias de… bueno, sexo, se me hizo un nudo en la garganta y se me llenaron los ojos de lágrimas, lo último que recordaba era que estaba sentado junto a él, y… Dios, le había lamido el cuello. ¿Qué ocurrió después? Mi cuerpo parecía igual que siempre, caderas apenas curvas que me salvaban de parecer un niño de once años, la piel demasiado pálida, aunque sin defectos, aun así, lejos estaba de sentirme satisfecho. 

Hice varios movimientos para detectar alguna diferencia, alguna sensación física que me revelara rastros de actividad nocturna, me daría cuenta si había tenido sexo, ¿no? Sentí la presión de nuevas lágrimas cuando supe que tal vez sí había pasado algo, y no me había percatado, siquiera. Dios, estaba atrapado en un episodio de 60 Minutos, esto no tendría que haber sucedido.

La alarma de huida se puso al rojo vivo, debía salir de ahí, mis ojos recorrieron la habitación buscando mi ropa, solo me respondieron unas paredes de madera, me encontraba en un único cuarto, grande y aireado, a pesar dela oscuridad de los muros, la luz ingresaba por varias ventanas en el área de la cocina, una puerta ventana doble, a la izquierda de la cama, me otorgaba una vista parcial del mundo exterior, pude ver el cielo azul y el suelo cubierto de nieve. 

El sol matinal se reflejaba en el hielo acumulado sobre las ramas desnudas de un gran árbol que se asomaba más allá de la puerta, el silencio era total, excepto por el suave ronroneo de la estufa, era como si yo fuera la única persona que quedaba en el planeta, ciertamente, la única persona en esa casa. ¿Dónde estaba Chanyeol? ¿Secuestrando a otro chico?

Junto a una chimenea donde ardían brasas y troncos, había un sillón mullido, mi ropa estaba puesta ahí, doblada casi con esmero, envolviéndome en la manta, me levanté con ímpetu, el movimiento repentino hizo que todo girara a mi alrededor, mareado, me llevé las manos a la cabeza como si así pudiera sofocar el latido de mis sienes, juré jamás volver a beber, nunca, jamás. Sí, claro, lo había prometido antes, pero esta vez iba en serio, al avanzar, tropecé con la manta, con un gruñido, recogí el extremo ofensivo que se arrastraba y lo sostuve con el brazo, cuando llegué a mi ropa, miré furtivamente y dejé caer la manta, me vestí tan rápido como pude, hundido en el sillón, me calcé una bota, busqué la otra y entonces sentí los golpes.

Quedé petrificado, mi pulso enloqueció en mi garganta, todo parecía moverse en cámara lenta y los pasos se hacían cada vez más fuerte, más cercanos, y astillaban el silencio, se abrió la puerta y Chanyeol ocupó el espacio, venía cargando leña, de inmediato sus ojos se fijaron en mí, se detuvo en el umbral. Lo observé, inmóvil, y me sentí como una liebre atrapada en la mirada de un depredador, dio un paso y cerró tras sí con el talón de la bota, cruzó la sala y debí contenerme para no dar un paso atrás, se detuvo y se inclinó frente al fuego.

2. Baekhyun I.UDonde viven las historias. Descúbrelo ahora