Capitulo V

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CAPÍTULO 5

Me alegré cuando llegó el lunes, porque así podía distraerme con la rutina de la semana, no hice planes para salir y no tuve que esforzarme en actuar como el personaje que inventé cuando llegué a Dartford, pero el viernes se aproximaba como una visita al psicólogo: algo que no quieres hacer, pero debes hacerlo, porque si no salía pensarían que algo me pasaba, que estaba enfermo o deprimido, y no era mi caso, debí trabajar duro para convencer a todos, incluyéndome a mí, no me pasa nada, estoy bien, de veras.

La semana transcurrió por sus carriles normales, como siempre, llegué a último segundo a mis clases, evité los llamados de mi madre, estuve durante las tardes en el taller, donde me involucraba de tal modo en mi pintura que perdía la noción del tiempo, el viernes por la tarde me encontraba pintando y deseando que fuera miércoles para no tener que salir, resoplé, fastidiado, tenía previsto ir a ver una banda nueva con Kyungsoo y Jongin, también vendría Key, Luhan, por su parte, asistiría a un evento soso con Kris, algo como un banquete para “los más tontos del país”.

–Es realmente bueno –elogió Chenle, al detenerse frente a mí puesto de trabajo–. No es tu habitual…

–¿Mi habitual no es bueno? Eso duele –bromeé. Soplé el mechón color magenta que caía sobre mi rostro. Me había sujetado el pelo corto con un pañuelo, pero se soltaba, de todos modos.

–No, no es eso. De algún modo, es más personal –dijo, estudiando la tela con intensidad.

Sus palabras me forzaron a retroceder y a considerar mi trabajo como no lo hago
mientras pinto, aquel domingo, cuando vine al taller, me dije con severidad que el hecho de haber creado algo con la casa de Chanyeol no tenía ningún significado, yo era un artista, si estaba inspirado, lo aprovechaba, no era necesario investigar la fuente.

La puerta había cobrado una mayor riqueza y los tonos café adquirieron una exuberancia que la hacía vibrar con voluptuosidad, el vidrio brillaba como el cristal iluminado, quedé encantada por haber logrado ese efecto, era el resultado de haber jugado durante horas con los tonos azules y amarillos, la nieve, visible a través de la ventana, se extendía más allá de la puerta como una nube informe de blanco inmaculado, y allí, entre la bruma, aparecía un rostro, fantasmal, casi, esfumado, sin facciones definidas, excepto los ojos, que parecían observar al espectador, como sondeándolo con una mirada intensa. ¿En qué momento lo había pintado?

–No –la sílaba escapó de mí, entrecortada. Abatido.

–¿Qué sucede? –preguntó Chenle.

Oh, demonios, no. No podía ser, no lo estaba pintando a él, no era un estúpido enamorado suspirando por un chico hot, yo no suspiraba. Aparté el taburete y con ambas manos levanté la ofensiva obra de los bordes, dispuesto a sumarla a la pila de telas para reciclar, estaba ya casi por dejarla junto a las otras, con Chenle detrás de mí, cuando la voz de la profesora Kang me detuvo en seco:

–Baekhyun, ¿qué crees que estás haciendo?

–¿Disculpe? –exclamé, y me asomé a mirarla, aún con la pintura en mis manos, la profesora entró como una tromba, haciendo tintinear sus múltiples brazaletes, nunca lo entendí, si yo pintara con esas cosas, me distraería; pero ella jamás usaba menos de diez en cada brazo.

–Iba a reciclar esta tela y empezar algo nuevo… Se me ocurrió otra cosa – balbuceé–, algo que realmente me estuvo carcomiendo…

–Pondrás eso de vuelta en tu atril y lo terminarás –me interrumpió, apuntándome con un dedo imperioso, abrí la boca para protestar, pero no me dejó–. Esta es la primera pieza en la que muestras verdadera inspiración, no permitiré que la deseches.

2. Baekhyun I.UDonde viven las historias. Descúbrelo ahora