11. ¿Dónde demonios está Katherine Mills?

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{Maratón 1/3}
Alex's POV.

-¿Qué? -oí la voz temblorosa de Jane en la otra línea.

Tragué saliva para poder continuar.

-¿Le encuentras otra explicación? -respondí con voz temerosa.

-Me gustaría que no tuvieras razón por una vez -murmuró la chica.

Suspiré y rogué por estar equivocado. Por una vez, amaría estar equivocado. No podíamos darnos el lujo de no creer en el riesgo de que fuera verdad y la vida de mi amiga corriera peligro. No podíamos dejarla morir.

-A mí también me gustaría no tener razón.

-Bueno, ya voy llegando -colgó y mis manos empezaron a sudar, indicio de que estaba nervioso.

Inhalé tratando de calmarme, sin mucho éxito. Cuando se trataba de Katherine, cualquier cosa podría ser algo imperdonable. Cuando se trataba de cualquier ser querido.

Sería una mentira si digo que no me preocupo por todo.

Me acerqué con la mujer de la recepción -o lo que sea- y esperé a que se diera cuenta de mi presencia. Cuando lo hizo, limpié el sudor de mis manos en mi pantalón y hablé firme.

-Disculpe, señorita, ¿dónde se encuentra Katherine Mills?

Vio algo en su computador y me dio un numero de habitación: a pesar de que ya me lo sabia, quería confirmarlo, para no asustarme si no la encontraba.

Cuanto quería encontrarla.

Corrí hacía la habitación de Katherine a toda velocidad, sin importarme chocar con las personas o tirar alguna silla por el camino.

Sólo importaba ella.

Pero al parecer, mis pulmones también querían ser importantes.

Paré para recuperar el aliento y oí un grito en la distancia, que me dio más ánimos para seguir corriendo.

Inhalé todo el aire que pude y corrí mucho más rápido, lleno de preocupación y miedo. Los gritos no podían ser nada bueno.

Al llegar, encontré lo que me temía.

Jane estaba recargada sobre la pared y su rostro estaba blanco como el papel. Sus manos temblaban y sus ojos como platos.

El grito era de ella.

Solté el aire que había estado sosteniendo y comencé a maldecir.

-¿Dónde demonios estás, Katherine?

Jane pareció calmarse y reaccionar, jalándome del brazo para salir de allí.

No podía dejar de pensar en lo que ésa mujer podría estar haciéndole a Katherine. Mi mente estaba jugando conmigo y eso me molestaba.

Sea quien sea ésa mujer, no se lo perdonaría.

Corrimos rápidamente a la recepción y toda la ira y miedo que estaba conteniendo salieron. Todo ese enojo salió a flote.

-¿Dónde demonios está Katherine Mills? -grité con ira.

La señorita me miró confundida y me dijo el mismo número de habitación. Mis manos sudaban y yo ya no sabía que hacer.

-¡Ella no está ahí, joder! -exclamé mientras apretaba mis puños.

Todo a mi alrededor era un mundo triste y cruel: una pesadilla. Sin Katherine, mi vida era un mal sueño. Y tan sólo pensar que ella no podía estar a mi lado el día de mañana me daban ganas de llorar y destruir todo.

Una aventura entre clases.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora