8.1. Carter "lindos ojitos marrones" Peterson. [Parte I]

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Jane's POV

Por fin salí de ésa cárcel llamada hospital.

Había mejorado bastante en las últimas 12 horas y me dieron de alta, sólo "recomendaron" que me mantuviera en reposo. Les dije que me gustaría ir a la escuela, y Sarah aceptó encantada. Me odia, no soportaría tenerme todo el día en su casa. No quiero que las cosas empeoren.

Subí en el asiento del copiloto en el auto de mi tía, cerrando lo más delicado posible. Sino me acusaría de azotar las puertas de su coche.

-Estaré fuera todo el día, ve al supermercado, no hay nada en casa. Y ve por la ropa de la lavandería, Allison -mi segundo nombre, ¿en serio?

-Iré a la escuela mañana, tengo que ponerme al corriente -dije tratando de no explotar, la última vez que exploté mi casa ardió en llamas.

-¿Y qué? -dijo Sarah arrancando.

-¿No pueden hacerlo Melissa y Clare aunque sea una vez? -dije pellizcándome la pierna para contenerme.

Mis primas eran las princesas en casa, yo la sirvienta. Me caían bien, pero de verdad que odiaba ser la Cenicienta de la casa.

-Tienen trabajos pendientes -tiene que estar bromeando. ¡He faltado tres días a la escuela, maldición!

-Yo tengo que ponerme al corriente de tres días que no he ido a la escuela -repliqué.

Sonó su teléfono, y como cualquier tutora insoportablemente rica tiene en su auto una opción para poder contestar las llamadas por medio del radio.

Puso su dedo índice sobre sus labios para que me callara y contestó la llamada.

-¿Bueno?

-¡Hola, cariño! -dijo la voz de mi tío Roger, quien era el hermano de mi madre.

-¡Cielo! ¿Hoy vendrás a cenar? Cocinaré tu favorito -dijo traviesa. Ugh, que asco. Ese tono sé lo que significa.

-Ojalá pudiera, pero debo de terminar todo el trabajo para mañana si queremos ir a la casa del lago -mintió él.

Era el hombre más rápido que conocía, sin duda lo había acabado. Sólo quería tener una noche más con la otra antes de irse a la casa del lago.

¿Lo he estado espiando? Por supuesto que no, sólo que soy la única que lo ve. Sarah se niega a creerlo y a Clare y a Melissa no les importa.

-Bien, te amo -dijo Sarah, es una enferma.

-También te amo -colgó mi tío.

Después de hacer una mueca de asco, carraspeé y alcé la mano.

-¿Ya puedo hablar? -me odiaba a mí misma cuando me comportaba de ésa manera, pero no podía evitarlo. Ésa mujer me había hecho sentir como basura más de un par de veces.

-No tengo tiempo para tus malditas estupideces, niña -frenó el auto justo a la mitad de la calle, haciendo que varios sonaran el claxon-. Bájate de mi auto.

Y ésa no era una sugerencia, era una orden. Y ni siquiera se molestó en orillarse, si me atropellaban mejor le iba a ella.

-Bien -bajé del auto y me dirigí a la banqueta.

No estaba molesta, estaba acostumbrada a la manera en la que me trataba. Y puede que la odiara, pero no quería odiarla. Porque al fin de cuentas puede parecer mi madrastra malvada como la Cenicienta que soy, pero al fin de cuentas, un villano es una víctima cuya historia no ha sido contada.

No podía permitirme odiarla, sólo era una mujer asustada que nunca se siente suficiente.

Y puedo saber todo eso con ver sus ojos.

Una aventura entre clases.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora