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Acabo de salir de la consulta aún en shock por lo que acaba de pasar, Elizabeth quiere pasar tiempo conmigo.
Cuando menos me lo espero, suena mi teléfono, supe inmediantamente quién era, pues solo ella tiene ese tono.

Ashley❤️
dnd estás?? :/

Le contesté diciéndole que iba para su casa. Tenía que contarle lo que había ocurrido ya, y como mi madre dudo que esté en casa, así almorzaría con alguien.
Me dirigí a su casa pensando en qué va a pasar estar tarde, qué me pondré e imaginándomelo. No sé por qué le doy tantas vueltas si sólo vamos a ir a charlar al parque, pero no puedo negar que estoy impaciente por ir.

No sé cuanto tiempo estuve pensando en ello que cuando menos me lo esperé ya estaba en casa de Ashley.
Toqué el timbre y me abrió, supuse que no haría mucho tiempo que se despertó, pues aún seguía con el pijama.

Nada más entrar, me analizó y dijo
"¿Qué te ha ocurrido? Parece que te has encontrado a Kurt Cobain reencarnado. ¿Por qué se te ve tan contenta?" Reí.
"Elizabeth me ha invitado a ir con ella al parque de nuevo." Ella me miró impresionada.
"¿Lo dices en serio?" Me miraba incrédula, yo reí y me dirigí a la cocina.

Hicimos una pizza y cuando terminamos miré el reloj.

16:36

Dios mío, tengo que prepararme y no me da tiempo de volver a mi casa.
Convencí a Ashley para ducharme y me dejase algún conjuto de ropa.

Para cuando terminé, ya eran las 17:23, todavía tenía tiempo para ir. Fui hacía la puerta para marcharme pero antes me miré al espejo. Iba con una camiseta blanca básica y unos jeans claros con una camisa amarrada a la cintura. No quise arreglarme mucho.

Cogí un bus y me puse a escuchar música mientras mis nervios aumentaban por segundos. No sabía que pasaba, pero algo tenía esa mujer que me provocaba estar así.

Llegué al parque y fui al banco de siempre, supuse que allí iría ella cuando llegase. El banco aún estaba vacío, no había llegado. "¿Cuando vendrá?" Pensé impaciente. Me senté y seguí con mis auriculares pensando en miles de cosas.

No me di cuenta de cuánto tiempo pasó, pero cuando miré mi reloj, llevaba ahí media hora.

¿Elizabeth me había dejado plantada? Solté un suspiro al preguntármelo.

Casualidad o destino. Justo en el momento en el que me preparé para levantarme, sentí unas manos en mis hombros. Me quité los auriculares y giré la cabeza para ver quién era.
Y ahí estaba, había venido.

"Hola, me quedé sin gasolina en el auto y tuve que seguir viniendo a pie, lo siento por hacerte esperar." Dijo, con una sonrisa que reflejaba clemencia. No había visto una sonrisa igual que la suya.
"No ocurre nada, no te preocupes. Ni me di cuenta." Le sonreí.

Se sentó a mi lado y estuvimos hablando sobre la psicología, tenía muchas dudas sobre ese tema, ella me preguntó sobre mis gustos y le conté algunas experiencias que tuve cuando tocaba el piano. Nos quedamos en silencio y miró hacía el frente. Se veían las montañas al final de la ciudad y miles de nubes estaban mezcladas con ellas. Cómo queriendo encajar en algún lado, aunque sabes que es imposible.

Yo me quedé mirándola, cada rasgo, cada facción, cada pequeño detalle de su cara parecía dibujado. Su nariz parecía hecha a medida, su boca hace que todo de lo que hable suene mucho más bonito, su sonrisa irradia felicidad , pero, sus ojos, aunque fuesen más bonitos que podrías imaginar nunca, reflejaban tristeza y soledad. Creo que eso era lo que más llamaba la atención de Elizabeth; el misterio que te hacía sentir. El cual me fascinaba.

"¿Qué miras?" Dijo, yo me sonrojé de inmediato y ella rio.
"Eres una mujer muy bonita, Elizabeth." Ella sonrío por mi halago y me miró.
"Tú también lo eres, Marina." Sentí que me podía morir en ese instante. Un escalofrío me recorrío todo el cuerpo. Estábamos mirándonos, no podía apartar mis ojos de los suyos, era como si me hubiese paralizado con su mirada. Era como si todo lo estuviese realmente, paralizado.

Cuando me di cuenta, Elizabeth ya estaba a cuatro centímetros de mí, no sé en qué momento nos habíamos acercado tanto la una a la otra, pero algo tenía que me provocaba a hacerlo, aún inconscientemente, como si tuviese un imán.
De un momento a otro, sentí que ella lo iba a hacer. ¿Iba a besarme? Seguía acercándose y mirándome a los ojos.
Miró hacía mi boca, y sí, lo iba a hacer.

Me aparté de inmediato, como un impulso, me levanté y la miré.
"Y...yo...yo me tengo...me tengo que ir." Dije rápido y nerviosa por lo que acaba de ocurrir, bueno, casi ocurría. Sin esperar su respuesta me marché de ahí lo más rápido que pude. No lograba entender nada, ella era mi psicóloga, me dobla la edad, seguramente estará casada , y , ¿a intentado besarme? Sólo podía preguntarme que hubiese ocurrido, si me hubiera quedado.

«Problems» {larina}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora