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No diría que la sesión fue normal y tranquila, pues yo estuve muy nerviosa y me temblaban las manos.
No sé por qué, pero, cada vez que esa mujer me miraba mi nerviosismo aumentaba.

Por alguna razón quiero volver a ir a otra sesión, creo que esa mujer me parece interesante, claramente en el sentido de saber quién es.

Estaba tumbada en mi cama, sin nada que hacer y se me ocurrió ir a dar un paseo.
Me vestí sencilla, no tenía ganas de arreglarme, de todas maneras iba a estar sola.

Me encontré a mi madre sentada en el sillón leyendo un libro, que parecía estar guardado en la librería desde hace años, pues todavía tenía restos de polvo.
"Hola, mamá" Le dije, ya que no la había visto en todo el día porque ella había estado fuera.
"¿Dónde vas?" Fue lo que respondió de mala gana.
"A dar un paseo, no tengo nada que hacer." Dije acercándome a la puerta lo antes posible.
"Podrías dejar de salir de una vez y centrarte en tus estudios, así no vas a lograr nada en la vida"
No quise responder nada, pues realmente me había dolido.

Salí y me puse mi auriculares poniéndo una canción cualquiera.
Encendí un cigarrillo y comencé a andar sin rumbo.
Por el camino veía familias felices, ancianos mirandome horrible como si fuese lo más desagradable que han visto nunca, una pareja en un banco peleando y muchas personas más.
Me daba intriga saber quienes eran, si sufrían, si estaban enamorados,...
Pero nunca lo sabré, y tampoco tengo pensado acercarme a una persona desconocida al azar a preguntarle sobre su vida.

Llegué a un parque que no había visto nunca, pues estaba muy alejado de mi casa.
Estaba al lado de una pequeña cafetería, el lugar era realmente bonito.

Me senté en el banco más cercano que vi y me quité los auriculares, los guardé en mi bolsillo y me concentré en escuchar a los pájaros cantando sobre los arboles de aquel parque.

No sé cuanto tiempo estuve escuchando el cante de los pájaros mientras pensaba, pero cuando volví de vuelta al mundo real alguien gritaba mi nombre.
"¡Marina!" Al girarme vi que era ella, mi nueva psicóloga, sonreí, lo cual no había hecho en todo el día.
Ella estaba realmente bonita.
"Hola" Le dije sonriendo.
"¿Que haces aquí?" Me dijo cuando llegó al lado del banco donde yo estaba.
"Pues no tenía nada que hacer, y antes de quedarme pegada a la cama prefería salir un rato" Le respondí, y ella rió.
El sonido de su risa era maravillosa...¡No pienses eso de ella, Marina!
"Y... ¿Estás sola?"Dijo mirando a los lados supongo que buscando encontrar algún acompañante.
También pude notar que dijo eso con cierta timídez.
"Si" Ella sonrió.
"Sé que sonará un poco raro pero...¿Puedo hacerte compañía?" Vi en sus ojos cierta tristeza, y sentí que se me encogía el corazón.
"Pues, me iba ya, lo siento." Mentí.
Por alguna razón si que quería que se quedara conmigo, pero no creo que pasar tiempo con tu nueva psicóloga como si fuera una amiga fuera algo normal.
Tampoco sé cuando me ha empezado a importar que algo sea normal.
"Oh...No pasa nada, pues, supongo que nos veremos otro día, o en la consulta." Dijo despidiéndose... ¿Triste?
"Supongo que sí, adiós." Dije levantándome mientras colocaba mis auriculares de nuevo.

Quería decirle que mejor no me iba, que se quedara conmigo, pero no podía permitírmelo.
Y fui de vuelta a casa, lamentándome por haberle dicho que no.

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Volví chic@s

«Problems» {larina}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora