Maratón 3/3
Madison
Las únicas veces que me he puesto nerviosa en toda mi vida fue cuando iban a sacarme mi primer diente, que por cierto dolió como no tienes una idea; y cuando iba a dar mi primera exposición en clases delante de niños que no conocía aún.
Años más tarde, lo hago estando con Declan. Cuando lo vi en la sala de mi casa sonriendo pensé que soltaría algunas de sus frases ocurrentes pero dijo que estaba hermosa y cuando mís oídos escucharon eso mi corazón saltó de ¿alegría? ¿emoción, miedo nervios? No lo sé.
También sentí algo raro en mi estómago, quizás fue ¿hambre? Porqué no le he dado nada a mi pobre estómago.
Luego, cuando me doy cuenta de que aún sostenía su mano me sonrojo. ¿Desde cuándo yo sonrojándome? No sé qué me pasa.
He pasado todo el camino nerviosa. Tuve que hablar para callar los latidos de mi corazón que latía millón por hora por los nervios, además el silencio en el auto me parecía incómodo aunque no lo fuera.
Ya en el lugar donde se efectuará la boda, bajamos del auto. Cómo Declan va a unos pasos más adelante puedo aprovechar de observar cómo va vestido.Traje negro muy elegante, su cabello perfectamente peinado hacia atrás. El chico realmente es lindo.
¿Que pasa contigo, Mad? Concéntrate.
Sacudo mi cabeza y me concentro en la realidad. Llego a su lado y acercándose a mi oreja me susurra que actúe normal.
Claro, eso no es nada complicado para mí. Actuar normal, estoy acostumbrada a hacerlo.
Es sarcasmo.
¿Cómo puedes actuar normal en una boda donde no tienes invitación?
Así lo querías.
Declan me toma de la mano para entrar y mi corazón comienza a latir desesperado. ¿Que te pasa corazón? Tranquilízate.
Todos los invitados comienzan a tomar sus asientos y aunque nosotros no tenemos invitación también buscamos un lugar para sentarnos.
El lugar es realmente bonito, todo está decorado con rosas reales.
¿Porqué habría de ser artificial? Menza.
Nadie nos nota y si lo hacen quizás pensarán que somos parte de la familia.
Luego de unos segundos se escucha la típica música anunciando a la novia. Las personas se levantan de sus asientos para mirar a la hermosa novia vestida de blanco que camina por una alfombra roja acompañada de su padre. Delante de ella una pequeña niña con un vestido color rosa va lanzando pétalos de rosas por el camino.
Todo es tan hermoso que no puedo evitar sonreír.
El padre le entrega su hija al novio no sin antes darle un beso, el novio sonriente le quita el velo de su cara. Todos nos sentamos y el sacerdote comienza con las palabras.
—Hoy estamos aquí reunidos para unir a estos dos seres en sagrado matrimonio...
Luego de que los novios digan sus votos el sacerdote hace la pregunta que pienso que es una estupidez que la hagan.
Mirando a los presentes pregunta:
—Si hay alguien aquí que desea oponerse a ésta unión que hable ahora o calle para siempre.
¿Porqué alguien tendría que oponerse a la unión de dos personas que se aman?
Bueno, después de todo nada es color de rosa.
Todos miramos a nuestro alrededor en silencio esperando a que alguien se levante y se oponga.
Nadie se opone a esta hermosa boda. Yo sonrío y vuelvo a mirar al frente. Los novios con una sonrisa enorme mirándose fijamente. Hasta que alguien habla y toda su felicidad se va por el desagüe.
—¡Yo me opongo!
Todos los presentes miran hacia el dueño de la voz y yo igual.
Con la mano en alto se encuentra Declan mirando al frente. No puedo creer que lo haya hecho. ¿Acaso está loco? Tallo mi frente con mi mano y niego. ¡Que vergüenza! El no puede estar haciendome eso.
Lo peor de todo es que se puede escuchar como susurran que la novia ha engañado a su prometido. "¿Cómo pudo hacerlo?" "No tiene vergüenza". ¡Hasta la insultan! Pobrecita.
Con mi vergüenza cayéndose al suelo me levanto y miro hacia todos los presentes para hablar.
—Les pido una disculpa — hablo fuerte para que todos me escuchen. La voz me tiembla por la vergüenza pero trato de calmarme —. Es solo una mentira — miro al novio —. Su prometida no lo ha engañado, al menos no con él. Éste chico no está bien de la cabeza.
La cara de los novios es de desconcierto. Aunque se alivian un poco cuando escuchan que nadie ha engañado a nadie. Pero como ya lo dije, no sabemos si eso es cierto.
Minutos después somos echados casi a patadas de la boda. Quizás se dieron cuenta de que no somos parientes de ninguno de los novios.
Pero todo fue culpa de Declan por haber abierto la bocota. ¿No podía quedarse calladito?
—Eres un idiota — le digo ya en el auto.
El se ríe a carcajadas como si le hubieran contado un chiste muy gracioso. Lo miro mal.
—Estás loco. ¿Cómo te atreviste a hacer eso?
—Bueno, gracias por decir que no estoy bien de la cabeza en medio de toda esa gente — me encojo de hombros. Todo lo que dije fue verdad —. Además, siempre quise hacer eso.
—Claro y tuviste que hacerlo justo hoy. No sabes la vergüenza que me hiciste pasar.
—No exageres, por Dios — dice, riendo.
—Ajá, que no exagere. Quizás si me hubiese hecho la desentendida y no haberme parado a desmentir lo que dijiste, aún estuviera disfrutando de la boda.
—Eso quiere decir que te caigo bien ¿no? — me da una sonrisa pícara. Ruedo mis ojos.
—Eres pésimo.
El vuelve a reír.
—Pero lo disfruté — confiesa.
—El novio no lo hizo — le recuerdo —. El chico se puso pálido. Pensaría que su prometida lo había engañado y que no se casaría.
A Declan le parece tan gracioso todo que vuelve a reír.
—Nunca olvidarán su boda — dice, luego de calmar su risa —. Recordarán aquel chico el cual su acompañante llamó demente — me mira y me encojo de hombros —, y que dijo que se oponía a su boda. Una boda épica.
Río negando.
—Tu si que estás loco.
Ya frente a mi casa nos despedimos y me bajo de su auto con una sonrisa en mi cara, fue una noche loca pero creo que la mejor que he tenido.
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30 días para ser un Novio "perfecto" | En Proceso
Teen FictionMadison siempre ha dado la impresión de ser gruñona y detestar al mundo, pero en realidad es una apasionada romántica amante de la literatura, especialmente del género romántico. Influenciada por los numerosos libros que ha leído sobre chicos románt...