Capítulo 3 | La lista (parte I)

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Declan

Nunca, jamás, hubiera pensado en pedirle ayuda a alguien en mi corta y linda vida para algo como eso. Y menos a esa chica que parece odiar a todo el que respire.

De verdad, no sé porqué he hecho tan semejante cosa, pedirle ayuda a alguien para ser un novio perfecto. ¿En qué estaba pensando? ¿Donde estaba mi cabeza?

Ahora no sé si retractarme o seguir con la misión.

«¿Misión? ¿Es en serio?»

¿Qué cosas digo?

He pasado todo un año teniendo sentimientos amorosos hacia mi mejor amiga. Nos conocemos desde que estábamos en la primaria. Nunca pensé sentir esto por ella. No he querido contarle lo que siento porque no quiero asustarla y que se aleje de mi.

Mi mejor amiga ha sufrido mucho por culpa de esos idiotas e incompetentes chicos que solo la utilizan. Y yo ya me cansé de que eso siga pasando. Por eso, desde que comencé a sentir esto por ella me prometí no ser igual que los demás, no ser una mala persona y no tratarla mal cuando seamos novios —si llegamos a serlo, claro—.

No sé si Madison es la indicada para ayudarme a cumplir con lo que tengo pensado. La verdad, no me entiendo porque le pedí ayuda a ella. Me ví con la necesidad de hacerlo.

He visto a tantos chicos lastimando a las chicas y jugando con sus sentimientos que yo no quisiera hacer lo mismo. No me lo perdonaría. Odio hacerle daño a las personas y que las demás hagan lo mismo.

Sé que no soy perfecto y que, como todo el mundo, me equivoco y a veces hiero a los que quiero, pero es sin intención.

No me gusta ver sufrir a los que amo.

Y por ese motivo, voy camino hacia el parque donde debo encontrarme con Madison.

No quiero ver sufrir más a mi mejor amiga, aunque no sé si esto funcionará y lograré que ella me vea con distintos ojos.

Voy atrasado. Lo primero que me aclaró Madison y lo primero que hago. A esa chica hay que tenerle miedo. Me advirtió que no llegara tarde y yo voy tarde por unos diez minutos. ¿Estará esperando aún o decidió irse? No la culparía tampoco si decidió irse.

Fue muy clara al decirme que llegara a la hora acordada. Son las 5:12h.

Al llegar al parque veo a varias personas deambulando con sus pequeños hijos y jugando con ellos. Algunos en los columpios.

Veo por todo el parque en busca de Madison y no la encuentro. Me adentro más hacia unas pequeñas mesas hubicadas debajo de unos árboles gigantes que dan sombra a mitad del parque. Y la veo, ahí sentada en una de las mesas con sus brazos y cabeza apoyadas en ésta. ¿Es que se quedó dormida de tanto esperarme?

Me acerco. Hay un bolso puesto encima de la mesa a un lado de ella. Su cabello castaño cubriéndole la cara. Lleva puesta una camisa negra. ¿Es su color favorito? Porque siempre la veo con la ropa de ese color. Y sin contar que su pantalón es del mismo color.

Me siento frente a ella y al sentir mi presencia Madison levanta su cabeza. Tiene los ojos un poco rojos. En serio sí estaba dormida. En su mejilla izquierda se nota una marca de tanto estar en la misma posición.

La mirada azul que me regala me lanza un claro «si tuviera poderes te haría desaparecer ahora mismo».

Estoy a punto de hablar y explicar porqué de mi impuntualidad cuando Mad levanta su mano haciéndome callar.

—Lo primero que te digo y lo primero que haces —dice con los labios apretados—. Tú eres el interesado ¿no? Pues deberías ser más responsable.

Vuelvo a abrir mi boca para hablar pero Mad me vuelve a callar.

—¡Sshh! No necesito tus explicaciones. Ya estás aquí.

La chica saca de su bolso una hoja doblada y me la tiende. La tomo y la desdoblo para ver lo que se encuentra en su interior. En la parte de arriba se halla una palabra escrita en rojo "la lista" y varias cosas enumeradas.

Enarcando mis cejas, miro a Madison.

—¿Qué es esto?— pregunto levantando la hoja.

—Es una lista de 20 puntos que debes cumplir —responde con simpleza.

Miro nuevamente la hoja y leo los puntos. Y me sorprende lo que dice.

Le sonrío.

—Y, ¿esto ya lo tenías escrito o lo hiciste después? —le pregunto por curiosidad.

Madison se queda callada por unos segundos y baja su cabeza. Creo ver un poco de rubor en sus mejillas. Sonrío. Atrapada.

Ésta levanta su cabeza y niega, ahora hay algo en su mirada que hace que esté en guardia.

—Si vas a criticar la lista, entonces será mejor que me vaya —farfulla y luego se levanta para irse.

La tomo del brazo para detenerla.

—Está bien —digo para calmarla—. Si te enoja tanto ayudarme, porqué no lo ves como un acto caritativo, eh —le propongo levantando mis cejas de arriba a abajo.

Mad ríe negando con su cabeza.

—Si no hubiera abierto la boca para decirte esas palabras, yo en este momento estaría comiendo una hamburguesa junto con una Coca-Cola y no aquí contigo —vocifera—. Así que si vas a decir cosas innecesarias es mejor que te retires.

Levanto mis cejas sorprendido.

—Bien —levanto mis manos, rendido—. ¿Hay algo más?

—Al menos que quieras agregarle otros diez puntos —responde.

Ni loco.

—No, así está bien.

—Una cosa más —recuerda—. Hay dos reglas. Primero, debes cumplir con los primeros 18 puntos antes de cumplir con los dos últimos. Y segundo, solo tienes treinta días para cumplirlas.

Asiento en respuesta. Mad se da la vuelta para irse sin decir adiós.

¿Cómo me he metido en esto?

30 días para ser un Novio "perfecto" | En ProcesoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora