Capítulo 5

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Taemin, el compañero de trabajo de Jungkook lo miraba por sobre la pantalla de su computador al día siguiente. Es que ese Jungkook era irreconocible. Daba vueltas como un tonto sobre su silla giratoria, con la mirada perdida en la nada y la sonrisa tatuada en su rostro. Se reía para sus adentros pareciendo recordar algo muy placentero.

—Buen día, buen día — Seokjin sacó de su ensoñación al joven enamorado al entrar a la oficina.

—Ah, hyung — Jungkook se puso de pie enseguida —ya arreglé los datos que estaban mal el otro día, compruébalos por favor —le pidió, entregándole los documentos.

—¿Los terminaste? —Seokjin lo miró asombrado, ante lo que el menor afirmó con la cabeza —¡Sabía que lo podrías hacer si te esforzabas, cabeza dura! —lo abrazó felicitándolo un tanto exageradamente.

La verdad era que Jungkook se había levantado temprano luego de no haber podido dormir casi nada al pasar la noche con Taehyung y ya en el trabajo se dedicó a avanzar lo que le faltaba.

La situación para Taehyung no fue distinta, pero él fue sorprendido por Namjoon mientras bostezaba al revisar una colección de ropa interior que había salido hace poco del taller.

—¿Qué pasa? ¿No dormiste anoche? —le dijo el mayor.

—Ah... lo siento, hyung —se disculpó con una sonrisa tímida.

—¿Quieres ir a ver una exposición este fin de semana? —Namjoon lo invitó —encontré un buen restaurante cerca, también podemos comer ahí.

—Lo siento. Ya tengo planes —respondió Taehyung directo.

—Si se trata de una cita la que tienes, me daré por vencido entonces —Namjoon sonaba muy convencido en lograr una salida con Taehyung.

—Estoy yendo al pueblo donde crecí con él —dio como respuesta un sonriente e ilusionado Taehyung.

—Ya... ya veo —dijo Namjoon no esperando que en realidad esa cita sí fuese de verdad. Para él, Taehyung sólo le estaba dando largas. Pero algo en la mirada del menor, en esos ojos ilusionados, le decía que era cierto. Tendría que ver de quién se trataba. Aunque ya presentía quién era.

Y ese fin de semana, en el tren que tanto le gustaba a Jungkook escuchar llegar a la pequeña ciudad, él y Taehyung se acercaban al lugar donde se habían conocido y vivido tantas hermosas experiencias.

Visitaron el acuario, maravillándose por los peces de tantos colores y tamaños, las mantarrayas gigantes que pasaban tan cerca de ellos tras el cristal que los separaba.

—¡¡¡Woooow!!! ¡Son geniales! —se admiraba Jungkook.

—Ahhhh, se ven tan deliciosos— miraba a todos lados Taehyung, ganándose la risa de su novio.

Luego del acuario, caminando por el puente que se unía con la isla del faro y la colina, Taehyung vio a una pareja pasar por su lado mientras montaban una bicicleta. ¡Se veía tan divertido para el mayor!

—¿Podemos alquilar una bicicleta? —le pidió a Jungkook emocionado jalando su brazo.

—¿Eh? ¿En serio? Es vergonzoso —le respondió Jungkook sonrojándose mientras veía a la pareja de escolares alejarse en la bicicleta, rumbo a la isla.

—¡Pero yo quiero subirme a una bicicleta, Jungkook! —Taehyung saltaba en su berrinche.

—Bueno, te prometo que la siguiente vez alquilaremos una —le dijo Jungkook y lo tomó de la mano para pasar corriendo juntos el puente hacia la isla del faro. Eran como dos chiquillos escolares enamorados... como eran antes.

El chico con la calidez del sol (TaeKook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora