Capítulo 8

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Una tarde de sábado, cuando el sol se estaba escondiendo en el horizonte, la pareja disfrutaba de una lata de cerveza en su balcón. Esos pequeños placeres simples que, si se hacen con la compañía perfecta, no se necesita más en la vida para ser feliz.

Intercambiaban miradas enamoradas, siendo arrullados por el sonido del viento de invierno sobre los árboles de las calles colindantes a su edificio.

Jungkook nunca sabía qué tenía la mirada penetrante de Taehyung, que lo invitaba como un imán a verla más de cerca. Y cuando se iba acercando, no podía evitar mirar también sus labios perfectos, tan apetecibles, a los que amaba besar de una y mil formas.

Estaban por compartir uno de aquellos besos profundos, cuando de repente Jungkook se detuvo al sentir un par de ojitos que los miraba con curiosidad desde su terraza al lado suyo.

La pequeña Hana sonreía al ver que la habían encontrado espiando.

—¡Hana, Hana! —Jungkook fingió su voz gruesa, aparentando regañarla, pero con una sonrisa sobre los labios —ten cuidado, es peligroso —añadió, ya con su voz normal, alertándola para que no se acercara mucho al barandal.

La pequeña escuchó el consejo y entró en su departamento, junto a su madre tras despedirse con la mano de esa pareja tan especial.

***

Al día siguiente, ambos yacían tendidos sobre una manta en el suelo de su departamento. Jungkook tenía un libro en una mano, y su otro brazo servía de apoyo a la cabeza de Taehyung, quien disfrutaba de los rayos del sol invernal entrando por la ventana de la sala.

Al acariciar los dedos de Jungkook entre los suyos, Taehyung reparó en algo.

—¿Cómo te hiciste esta cicatriz? —preguntó acariciando la marca de su mano derecha.

Dejando su libro abierto en la página que leía, Jungkook le puso atención.

—Cuando rescaté a un pequeño gato en la isla. Creo que estaba en mi tercer año de primaria. Había un gato atrapado en un hoyo en la playa de rocas—Jungkook empezó a recordar —Intenté atraerlo hacia mí, pero el gato no se movía, sólo maullaba. Fue ahí que me rasguñó con miedo. Pero no me di por vencido. Las olas estaban más altas y temía que pudieran alcanzarlo y ahogarlo.

Taehyung escuchaba el relato de valentía de su esposo con una sonrisa tierna mientras seguía acariciando su cicatriz.

—Intenté desesperadamente de salvarlo, hasta que lo logré —continuó su relato.

—Fuiste su salvador —Taehyung comentó.

—Era un gato tan lindo. Tenía un color tan especial, como gris plateado, un poco oscuro y parecía de terciopelo —Jungkook miraba al techo recordando ese momento —Me enamoré a primera vista...

Taehyung acomodó mejor su cabeza sobre el brazo de Jungkook, sintiendo un leve sonrojo en las mejillas.

—Pero después escapó —Jungkook rio ante el recuerdo, ganándose la caricia suave del mayor sobre su cicatriz y brazo.

—Jungkook —llamó su atención —me alegra haberme casado contigo —le dijo Taehyung sonriendo tiernamente

Como toda respuesta, Jungkook acomodó su cabeza sobre la de su esposo, para disfrutar ambos de los rayos calientitos del sol y las sombras que creaba el móvil de viento de patitos que habían comprado, a pedido de Taehyung.

***

Taehyung vio consternado cómo su mano quedaba agarrotada luego de haber soltado esa taza de café y que se rompiera, ensuciando el piso de la cocina. Sus dedos se contraían hacia adentro sin poder evitarlo.

El chico con la calidez del sol (TaeKook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora