El chico con la calidez del sol (TaeKook)

Capítulo 9

La modelo sonreía a la cámara mientras posaba de una y otra manera, luciendo el más reciente conjunto de ropa interior de Genie.

Era un día especial para todo el equipo creativo de la compañía, porque estaban en la sesión de fotos de una de las colecciones más importantes de la estación.

Taehyung miraba las luces y el movimiento alrededor mientras sostenía una carpeta con datos sobre el cambio de lencería de toda esa sesión.

Namjoon, a unos pasos de él, conversaba con la directora artística sobre los detalles siguientes

Taehyung no sabía si era el ambiente caluroso por la calefacción que tenían puesta para que la modelo se sintiera cómoda, las luces blancas grandes y fuertes que hacían rebotar el flash de la cámara profesional, o su insistente sonido lo que lo estaban dejando mareado.

Tuvo que cerrar los ojos para que el mareo no le ganase batalla. Abrió los ojos nuevamente y las luces blancas lo enceguecieron en ese momento, haciendo que todo su cuerpo cayera sobre el suelo del estudio.

Namjoon corrió hacia él y entre algunas personas del staff pudieron llevarlo a una sala para que estuviese cómodo. Le dieron agua fresca y esperaron a que se sintiera algo más recuperado.

—Tómate el día libre hoy, Taehyung —le dijo el director tomando su hombro con la mano —Te lo encargo, Kim —le habló a Namjoon para que éste se hiciera cargo de su compañero y lo llevase hasta su casa.

—¿Dónde te dejo? —quiso confirmar Namjoon ya una vez dentro del auto, al que lo subió con algo de esfuerzo.

—Llévame a la isla —le dijo Taehyung en un hilo de voz apenas perceptible —quiero ir ahí.

Namjoon se sorprendió, pero no preguntó más. Taehyung se veía muy decaído, así que, aunque le tomó más tiempo, lo llevó hasta donde le indicaba.

Una vez que llegaron a una calle que conducía a la pendiente de la isla, Taehyung le pidió que parara, porque se bajaría ahí.

—Gracias por traerme —le dijo tras cerrar la puerta y dar unos pasos lentos y algo tambaleantes hacia una calle en pendiente.

—Oye, Taehyung. ¿En verdad está bien que te deje acá? —Namjoon se preocupó al verlo como estaba.

—Sí, está bien —los labios blancos de Taehyung le respondieron.

—No, deja que te acompañe —Namjoon estaba por sacarse el cinturón de seguridad para ir con Taehyung, pero éste lo miró a los ojos.

—En serio... estoy bien... Nos vemos mañana —le dijo y tras dar media vuelta, retomó su camino bamboleante.

Namjoon se quedó preocupado realmente, pero decidió solamente verlo irse por esa calle. Al ver hacia abajo, Namjoon encontró algo que Taehyung había olvidado en su auto. Se agachó y tomó un pequeño amuleto de tela, de esos que se compran en los templos, y llevaba el dibujo bordado del templo de la isla cercana.

Taehyung caminó la cuesta empinada y subió lentamente las muchas gracias que lo condujeron hasta la casa de madera rodeada de gatos encima de la colina.

Una vez allí, se quedó mirando al hombre de ropajes raídos y desteñidos, quien alimentaba a uno de los gatos sobre una mesa de madera, fuera de la casa. Éste se dio la vuelta, y le dedicó una mirada sobrecogida. Sabía que en algún momento Taehyung volvería.

—Toma —el hombre de los ropajes raídos llamado Yoongi, le lanzó una mandarina, pero Taehyung no pudo atraparla y ésta cayó al suelo de tierra y paja —Por supuesto... han pasado 12 años —dijo el hombre mientras pelaba una mandarina.