Capítulo 12

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Jungkook corría desesperado las gradas de piedra de aquella pequeña isla y pronto encontró el lugar donde Taehyung se hallaba sentado sobre una piedra enorme, disfrutando de la calidez del sol reflejado en el agua del mar. Era el mismo lugar donde Jungkook lo había hallado por primera vez hace tantos años cuando era niño, la playa de piedras.

Se acercó paso a paso intentando recuperar el aliento por la carrera.

—Taehyung —lo llamó desde un poco de distancia. Su esposo se dio la vuelta a mirarlo con los ojos temerosos. Si Jungkook estaba ahí, era seguro que ya sabía la verdad —Tú... —Jungkook esbozó una sonrisa tierna —te comiste a nuestro pez Paul, ¿verdad?

—Lo... lo siento —río Taehyung junto con Jungkook mientras éste último subía por las rocas hasta llegar donde estaba el mayor. Una vez cerca le entregó el amuleto de tela. Taehyung lo recibió y cobijó entre sus dos manos.

Recordaba perfectamente cuándo se lo había quitado a Jungkook. El pequeño niño lo llevaba entre sus brazos luego de haberlo salvado de entre las rocas, y Taehyung cortó con sus garritas el hilo que lo mantenía amarrado a su bolso, para luego saltar de sus brazos y salir corriendo.

—¿Sabes? Aquella vez... no hui —empezó a contar Taehyung mirándolo a los ojos —fui a pedir un deseo. Pedí... "por favor, déjame ser humano". Yo... lo siento —bajó la cabeza con tristeza. Todo ese hermoso sueño se desvanecería muy pronto —No me importaba nada, sólo quería encontrarte.

Así como el pequeño Jungkook se había enamorado del gatito a primera vista cuando lo salvó, aquel felino quedó prendado de la luz de sus ojos al verlos tan cerca mientras lo acariciaba en esa misma playa de rocas, hace tantos años ya.

—Sería genial si fuese verano —Taehyung volvió a mirar a las olas frías del mar de aquel día de invierno soleado. Sería el último que pasaría con ese cuerpo humano. Cuánto no le hubiera gustado que fuese más cálido.

Jungkook lo miró desde su altura, de pie sobre la roca.

—¿Quieres manejar bicicleta? —propuso de repente el menor, provocando que Taehyung lo mirara sorprendido. ¿Era real? ¿Aquel humano tan guapo, sonriente y con el corazón más grande y noble del mundo... era real?

—Tus recuerdos desaparecerán pronto —respondió Taehyung con nostalgia en la sonrisa que ya ni se acercaba a ser cuadrada.

Pero eso no detendría al más joven. Jungkook tendió su mano hacia Taehyung para invitarlo a disfrutar de ese último día juntos.

—Está bien... —sonrió Jungkook —así que vamos

La sonrisa del mayor se acrecentó un poco ante la terquedad de su esposo.

—Como ser humano, tengo que hacer tonterías, ¿no? —lanzó al aire para justificar lo que quería hacer. Tomó la mano de Jungkook y se puso de pie para que ambos fueran a ser felices juntos... una vez más.

La bicicleta rentada sonaba como si se fuera a romper de un momento a otro por todos los barquinazos sobre las calles de piedra de la isla. Jungkook iba manejando rápidamente y gritaba y reía mientras una bajada más se presentaba ante ellos.

Taehyung, aferrado a su espalda, gritaba más aún por sentir aquellas cosquillas y ese subidón en el estómago que jamás había sentido. Ir en una bicicleta era más divertido de lo que hubiese pensado.

Llegaron hasta el puente que conectaba la isla con la pequeña ciudad donde se conocieron. El viento frío traído por las olas del mar, acompañado por los rayos del sol que los bañaba en ese paseo en bicicleta hicieron que Taehyung cerrase los ojos disfrutando el momento. Eso era paz, eso era tranquilidad, eso era amor... todo lo que había soñado y con quien siempre había querido estar.

El chico con la calidez del sol (TaeKook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora