✧Epílogo✧

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— ¡Yoongi! —llamó el rubio a medio arreglar.

Se habían despertado dos horas después de lo planeado.

Parecía que el sol estaba burlándose de ellos con su gran luz asomándose por la ventana, tan deslumbrante que se sentía ahogar con todo el calor que transmitía. Y es que si bien no era demasiado tarde estaban en una temporada en la cual Seúl hervía en calor por estar casi a mediados de año, lo cual hacía complicado el hecho de caminar por las calles sin tener que llegar a casa necesitando dos horas de una ducha fría.

Era fin de semana lo cual significaba un relajante descanso para la familia Min, algo que evidentemente se les había ido de las manos.

Lo que sin duda los justificaba era la semana jodidamente agotadora que habían tenido, en especial Min que después de todo no terminó siendo solo un productor, sino uno de los raperos más talentosos en su agencia.

Los primeros meses sus jefes no habían tenido la oportunidad de escuchar su voz hasta que había tenido que ayudar a uno de los trainees que habían estado a solo semanas de debutar para que su primera presentación fuera más que admirable y así lo fue, pero más aparte de ese hecho el dueño del lugar había decidido ponerlo a prueba —con una pequeña presentación— para convertirlo en un rapero que produciría sus propias canciones.

Y estaba de más decir que todo había salido excelentemente bien. Actualmente había roto uno de los mayores números de ventas para un solista y tenía prevista una gira a finales del año, lo cual sería difícil al tener que dejar a su familia durante algunos meses.

— ¡¿Qué?! —cuestionó llegando a la habitación con cierto niño rubio de mejillas rellenitas en brazos. Ambos se encontraban con el cabello completamente despeinado y ni se diga de sus vestimentas que a pleno medio día aun se trataba de pijamas.

— ¿No se han cambiado? —preguntó extrañado pero con cierto enojo en su tono.

El peli negro bajó al niño de sus brazos y lo colocó sobre la cama. El infante bebía tranquilamente de su leche de fresas mientras veía el rostro de su papá Mochi colorearse de todos los rojos existentes.

— ¡Se supone que fuiste a despertar al niño para cambiarlo!, ¡pero ni eso puedes hacer! —exclamó con furia dándole los últimos toques a su cabello para así poner de pie al niño sobre su lugar.

—Hyun me dijo que tenía hambre y yo no me podía quedar de brazos cruzados. — señaló caminando hacia el armario en búsqueda de las prendas que se podría ese día.

Jimin se giró a observarlo con el ceño fruncido.

— ¿Y le diste una leche de fresas? —cuestionó acomodándose las gafas.

—Papá Gigi me dijo que te dijera que no había nada en el refri, papá Mochi. —interrumpió la criatura de cinco años comenzando a quitarse la parte inferior del pijama.

—Yoongi...

—No hay tiempo para hacer algo de comer, ya es muy tarde como para pararme a hervir el agua de la sopa instantánea. —dijo ya en calzoncillos corriendo hacia el baño para darse una ducha rápida y evitar un regaño seguro por parte de su pareja.

Jimin gruñó por lo bajo pero después sonrió con ternura al visualizar la mirada gatuna —muy curiosa— por parte de su pequeño.

Apretujó sus suaves mejillas y besó su frente.

윤민 Russian  roulette [yoonmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora