La Mujer Soldado Militar Con Obstinación Inquebrantable [1]

Capítulo 61: Hasta La Próxima

Por la noche, los soldados corrieron y se pusieron firmes. La práctica de la mañana a las 5:30 de la mañana era Sanda... Aquí, Ye Jian era como un verdadero soldado mezclándose con el ejército.

Cuando se trataba de inspeccionar equipo militar, Ye Jian era como un soldado modelo, haciendo que esos veteranos sintieran que también deberían esforzarse más.

Ponte de pie como un pino, siéntate como una campana y muévete como el viento. Desde su cuerpo, uno podía ver cuál sería la mejor postura en atención, la postura más calificada.

"¡Ah, todo lo que te falta es un uniforme militar!" Después del entrenamiento matutino, un joven soldado le sonrió a Ye Jian, como lo haría con su hermana menor. Señalando su uniforme escolar, dijo: "Ese uniforme escolar no te queda bien, oh".

Con el fuerte aura militar a su alrededor, usar un uniforme escolar... de hecho era un poco extraño.

Que desprenda el hedor de un uniforme militar, ¿no es extraño?

Las gotas de sudor todavía rodaban por la cara de Ye Jian, y se las secó con las mangas antes de sonreír, "¡Una vez que cumpla 18 años, definitivamente me pondré un uniforme militar!" Su objetivo era ser aceptada en la universidad afiliada a las fuerzas armadas... ¡La Universidad de Ciencias!

"Eso será cuatro años después. Cuatro años después, todos habríamos dejado el ejército". Los soldados se rieron, pero el hecho los entristeció un poco. Los cuarteles blindados con soldados que fluyen. Cuatro años después, los lotes de reclutas habrían cambiado cuatro veces.

Ye Jian los miró. Sus ojos oscuros eran como diamantes reflejados en la luz del sol, y sacudió la cabeza mientras hablaba cálidamente: "No, en mi corazón, todos ustedes serán como el sol implacable como soldados siempre en el ejército. ¡Incluso diez años después, todos ustedes estarán en mi memoria como soldados que vestían el uniforme militar, como buenos hombres con un espíritu indomable!".

Bajo el sol, ella era hermosa y su voz era clara. Su sonrisa era como el agua que fluye en las montañas, y estalló en los corazones de los buenos hombres.

"Todos estaremos esperando ese día, verte... cuatro años después vistiendo el uniforme militar. ¡Ven, amontonémonos y juntemos nuestras manos!" El que tomó la iniciativa fue el líder de la escuadra. Fueron reconcentrados con Sanda. Sus rostros cuando realizaban sus deberes eran fríos y oscuros, pero en sus descansos, eran como hermanos para Ye Jian.

Después de una serie de amontonamientos y apilamiento de palmas, Ye Jian terminó sus vacaciones en el ejército.

Cuando llegaran las vacaciones de verano, volvería a unirse a esos adorables y respetables soldados, y de nuevo otra experiencia inolvidable en el campamento.

De regreso al pueblo, eran casi las cinco de la tarde. El director Chen sonrió, sacó un billete de cincuenta dólares y le dijo a Ye Jian: "Ve, compra una libra de panceta de cerdo. Esta noche beberemos con el anciano".

Estaba feliz, mucho más feliz que encontrar una caja de tesoros.

Ye Jian recibió el dinero y habló alegremente: "Panceta de cerdo estofada roja y carpa estofada... Los favoritos tuyo como del abuelo".

"Buena niña, tu memoria seguro es buena. Ve rápido", el Viejo Gen también se rió. Rara vez venía a la ciudad, pero como hoy estaba de buen humor, cumplió su palabra.

El mercado de la ciudad no era grande. A las cuatro o cinco de la tarde, solo había unos pocos puestos instalados.

Mientras recogía los platos del menú, escuchó al vendedor ambulante del puesto discutir con otros sobre las elecciones a la alcaldía que se avecinaban. Uno de ellos habló sobre cómo la esposa del teniente de alcalde echó a su sobrina de su casa y que definitivamente no sería un buen funcionario. Los labios de Ye Jian se curvaron.

Si ese asunto afectó su carrera, seguramente los días de Sun Dongqing y su hija por delante no serían buenos.

A las cinco de la tarde, Fu Jun Town comenzó a calmarse lentamente. Incluso el número de vehículos en tránsito se redujo mucho. De vez en cuando, algunas motocicletas pasaban, dejando un rastro de humo negro.