Cap 4; Señor Garzón.

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Pov Alejandro

5 horas antes

-Vaya, pero miren quien esta aquí.- escuche esa voz tan familiar y negué.

Te dije que tomaría un poco de aire cielo, me haz dejado cansado, uno debe recuperar fuerzas.- hable acercándome con pasos lentos a donde se encontraba aquella mujer, estando cerca aproveche la oportunidad y la tome con fuerza de la cintura, podía sentir su aliento, estábamos a escasos centímetros, sus labios apenas y rozaban con los míos cuando mi teléfono comenzó a sonar con insistencia.

-Deberías silenciarlo y seguir en lo que dejamos pendiente.- hablo la rubia frotando su mano en mi entrepierna.

Debe ser importante si llaman con tanta insistencia cielo.- dije jadeante.

-El teléfono o yo Alejandro, decide.- suspire negando.

Sabes que bien puede ser mi hijo, y si no mal recuerdas el paga todos estos lujos.- la mire serio y alejándola bruscamente de mi, la rubia salió hecha una furia al cuarto, saque el teléfono del bolsillo de mi pantalón dando un fuerte suspiro.-  

Numero Desconocido

Bueno?

-A-abuelo?.- escuche la voz de una pequeña, o quizás había escuchado mal, mis nietas jamás me llamaban, así que negué.

Quien habla?, si es de esos vendedores de seguro les aseguro qu.- volví hablar pero la voz de una pequeña , de mi pequeña, me había interrumpido.

S-soy María José.- logre interrumpirlo y suspire.- paso algo muy grave... Mamá

Voy para haya, tranquila pequeña.- es lo ultimo que dije para después colgarle.

Entre al cuarto con rapidez para comenzar acomodar todas mis maletas encima de la cama, cuando una rubia furiosa apareció en mi campo de visión enfrente del armario.- Hazte a un lado.

-¿A dónde tan apurado Alejandro?.- negué dando un gran suspiro.

Se me presentó algo muy urgente, más urgente que todo lo demás.- la empuje quitándola de mi camino, comencé a sacar toda mi ropa y acomodándola en las maletas.

-No Alejandro, no habíamos quedado en esto, ¿recuerdas?.- realmente no le estaba prestando atención, yo seguía con la tarea de acomodar toda mi ropa en las maletas.- ¡¿ME ESTAS ESCUCHANDO ALEJANDRO?!.- volví a suspirar, pero estaba vez era uno cansado.

Me importa en que habíamos quedado, me necesitan y debo estar ahí, ¿entendiste?.- había dejado de hacer lo que hacia solo para mirar, se acerco a mis maletas solo para comenzar a sacar mi ropa como loca.- ¡¿QUÉ CARAJOS TE PASA A TI MALDITA RUBIA LOCA?!, bien dicen que las rubias son tan malas en la cama que terminan locas, nunca prometí quedarme ¿o si? No, por que ni a mi familia le prometo cosas que no voy a cumplir.- la rubia solo salió hecha una furia pero no sin antes aventarme uno de sus zapatos en la cara.

-¡Púdrete!.- fue lo último que escuche de la rubia, trate de acomodar por segunda vez mi ropa en las maletas.

Ser padre de unos de los millonarios más conocidos tenia sus ventajas, ejemplo, teníamos un Jet privado que estaba disponible las 24 hrs, y este había sido uno de los tantos regalos que le pedía a mi hijo, siempre llevaba conmigo a 5 guardaespaldas por ordenes de mi hijo, a mi no me gustaba, pero vamos, igual si necesitaba seguridad.

-Buenas noches Señor Garzón.- hablo el capitán extendiéndome su mano.

Buenas noches Alex.- estire de igual forma mi mano estrechándola con la suya.- Esta vez adelantaremos el viaje a la casa de mi hijo.

GarzónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora