Cap 7; Majo

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Pov María José Garzón

Desde la última vez que hablé con Alejandro pasaron dos cosas: Uno; La escuela fue todo un completo desastre, mis maestros me exijan más de lo que deberían por ordenes de Alejandro, dos; no podía ver ni a mi madre, mi hermana, incluso a Sebs o a la señora Villalobos, era tan frustrante para mi el no poder convivir con las personas que más amo y disfrutar de su compañía, lo único que me mantenía cuerda era el hecho que había soñado a mi padre, cargaba en brazos a un bebé o mejor dicho una bebé hermosa, idéntica a él, sus ojos verdes y su cabello rubio como el de mamá, esa noche había despertado con los ojos llenos de lágrimas.

Hoy era por fin viernes, viernes de poder descansar y dormir un rato, un merecido descanso le llamaba yo, el sábado era mi único día libre, ya que el domingo tenia más clases sobre como tomar las riendas de una empresa. Los viernes me escapaba de la casa sin que Alejandro se diera cuenta ya que eso me ayudaba a mantener ocupada mi mente, iba vestida con ropa sencilla para no llamar la atención, mi papá siempre asia eso, incluso una vez salimos ayudar a personas de bajos recursos con pequeñas despensas.

Me encontraba vistiendome cuando escuché que alguien tocaba la puerta con urgencia, al abrir la puerta a quien vi fue a la mano derecha de Alejandro, Manuel, el hombre a quien más confianza tiene mi abuelo, el hombre al cual le deja su vida en sus manos.

-Señorita Garzón, el señor Garzón la solicita en su despacho, la quiere ver presentable.

Pensé que hoy sería mi tarde libre, Alejandro dejó en claro que hoy solo es el día en el cual no tengo nada en mi agenda.- bufé, iba a cerrarle la puerta en su cara cuando volvió hablar.

-Señorita el señor Garzón desea verla, sabe que no debería de hacerlo enojar.- suspiré molesta y asentí, mi abuelo había dejado en claro que todo lo que él se decía debía hacerse tal y como él decía, no le gustaban las fallas, fallar es recibir un Castigo.

Está bien, en un segundo bajo.- Manuel sólo asintió y se retiro, cerré la puerta recargando mi espalda en esta, un suspiro de frustración salió de mis labios en señal de cansancio, cansancio de las reglas que Alejandro estaba estableciendo.

Me desvesti rápido tratando de buscar algo no tan formal pero a la vez que refleje seriedad. Tome de mi armario una sudadera con cuello de tortuga color café capuchino, un saco a medida color negro junto con un pantalones de vestir a medida del mismo color del saco.

Me encontraba bajando las escaleras, a lo lejos se escuchaban dos voces, la que más reconocía era claramente el de Alejandro, iba a regresarme a mi cuarto cuando escuché a una chica hablar de lo horrible que es la mansión en susurros, que para mí opinión eran gritos.

Realmente las rosas del jardín son lo más hermoso de todo el lugar, pienso que la decoración si es algo anticuada y antigua, gusto del señor de la casa, ¿señorita?.- logré ver qué la había asustado e incluso ponerla un poco nerviosa, mi cara era de completa seriedad.

-A-Ana.- la escuché tartamudear por un instante,por dentro me estaba muriendo de la risa, de inmediato tomo una mejor postura y recupero su habla, trato de sonar sería pero aún se podían notar sus nervios.- Ana Patricia.

-Majo.- escuché de nuevo esa voz que últimamente detesto.- Veo que te haz encontrado con la señorita Ana.- asentí rápido.- Ana querida, tu padre te espera en la salida, tu hermana Estefanía creo que de nuevo se metió en problemas en la escuela.- el solo se rió con modestia.

-Gracias Don Aleja.- se acercó a mi abuelo dejándole un beso en la mejilla con modestia y el solo le sonrió.- Luego vengo a visitarlo Don Aleja.- mi abuelo solo asintió sin quitar esa sonrisa de oreja a oreja, de esas auténticas.

-Corre hija, antes que tu padre te deje.- la chica nego rápidamente y se alejo sin despedirse de mi, salió de la mansión sin voltear a verme de nuevo.- A mi oficina.- Asentí y lo seguí hasta el lugar dicho.

GarzónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora