Capitulo 3

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Había pasado una semana desde que llegue a Baltmore. En todo ese tiempo no había salido de casa, lo tenía prohibido por Estela. Me pasaba todo el día en mi habitación o en el salón del piano, donde estaban mis cuadros y cosas de pintura, ahí podía pintar en total tranquilidad y la vista como dijo mi abuelo, era hermosa. En casa la mayor parte del tiempo Estela y yo la pasábamos solas porque Daren y Helios salían desde temprano y no volvían hasta la cena o al menos Helios lo hacía.

Mi relación con Daren no era la mejor, pero tampoco nos llevamos mal. Digo casi no nos veíamos y las pocas veces que lo hacíamos era en el desayuno y en ese momento ni me atrevía a hablarle, se levanta de muy mal humor. Así que prefería ignorarlo y el hacía lo mismo.

Una mañana me harte del encierro y aproveche que no había nadie para salir, sin embargo no descubrí mucho, recorrí todas las casas de la calle pero estaban vacías, tenían el jardín perfectamente cuidado en cambio cuando te acercabas a las ventanas veías toda la suciedad y cosas viejas. Estaban abandonadas.

No sé cómo, pero Estela se enteró que salí de casa y la charla que tuvo conmigo esa vez no fue precisamente amistosa.

Aún era de mañana cuando decidí sentarme en la ventana de mi habitación con los pies colgando fuera de ella, estar ahí era relajante y era lo más cercano a lo que estaría del exterior, porque tampoco podía salir al jardín.

Cariño te tienen peor que Rapunzel.

En toda la vista desde la ventana lo que se veían era el bosque que parecía bastante terrorífico, había un sendero hecho de distintas flores que al parecer era la entrada al bosque. Estaba viendo fijamente ese lugar cuando note que la silueta de una persona se asomaba al principio del camino.

Por un momento creí que miraba mal, incluso me talle fuertemente los ojos, pero la silueta seguía ahí, deduje que se quedaría ahí pero comenzó a avanzar hasta llegar al centro del sendero y luego de quedarse unos minutos ahí sin hacer nada me saludo con la mano, de una manera muy lenta que realmente me asusto. Me puse de pie en el borde de la ventana, para intentar verle el rostro pero se me era difícil por la distancia entre ambos.

― Sabia que algo andaba mal contigo, pero nunca pasó por mi mente un suicidio― la voz de Daren me hizo dar un respingo asustada

Aterrada me gire hacia él, estaba recostado en el marco de la puerta de mi habitación, vestía unos jeans negros junto una camiseta formal con los botones de arriba abiertos y unos converse negros, su cabello estaba igual de desordenado que la última vez.

― ¡Idiota, casi haces que me caiga! ― le grite.

― Beneficio para Estela, una persona menos que alimentar.

― ¿Qué quieres? ― interrogue entrecerrando los ojos.

― Estela te busca abajo ― contesto encogiéndose de hombros.

Regrese mi vista al frente y busque otra vez aquella silueta. Ya no estaba.

― ¿Pasa algo?, no quiero tener que moverme para nada ― pregunte a Daren, mientras me bajaba de la ventana.

―La verdad no sé, acabo de regresar ― comento indiferente mientras salíamos al pasillo ― ¿Qué hacías en la ventana?

No estaba segura si contarle, seguía sin confiar mucho el. Así que decidí guardármelo.

―Mirando el bosque ― mentí― ¿A dónde lleva el camino de las flores?

El me miro extrañado, estaba a punto de responder cuando escuchamos murmullos que venían de la cocina, al acercarnos eran Estela y Helios hablando, que por cierto guardaron total silencio cuando nos vieron llegar.

El Misterio De Los OchoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora