Capítulo 12

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Los molestos rayos de sol pegaban en mi rostro, ya había perdido la cuenta de todas las veces que lo intentaba y simplemente no lograba hacerlo. A pesar de estar en el exterior de la casa el calor era intenso y el dolor en mi cabeza se intensificaba cada vez más gracias a eso.

― ¡Malditas velas! ― gruñí.

Sabía que controlar mi habilidad o tan solo descifrar algo de ella sería difícil, pero a este punto me estaba hartando de ella muy rápido. Comencé mi entrenamiento exactamente hace tres días y hasta el momento no habíamos avanzado absolutamente nada.

El ejercicio no era difícil solamente debía darle luz a un par de velas que estaban sobre la mesa. De mis manos solamente salían pequeñas chispas que no llegaban a encenderlas.

― Esta vez estuvo mejor ― murmuro Helios, él había pasado estos tres días conmigo, notaba que él también comenzaba a frustrarse.

― No mientas para hacerme sentir mejor. ―Dije a regañadientes ― Sé que estoy fallando en algo.

― No seas tan dura contigo misma Elina, es normal que no te salga a la primera.

― Esta no es la primera vez que lo intento Helios ― levante mi mano para mostrarle tres de mis dedos ― tres días, tres días llevamos intentándolo.

―No es algo que sucede de la noche de a la mañana. ― me recordó.

― Pero en tres mañanas y dos noches sí. ― dije con obviedad.

Él negó con una pequeña sonrisa. 

¿De qué se reía? Quizás solo estaba tan cansada que no le veía la gracia a la situación.

― Tranquila, dejaremos el resto del entrenamiento para mañana. ― dijo tomando su maletín ― Tengo que irme, descansa y no te agobies.

Helios pasó a mi lado para entrar a la casa. Escuche como se despidió de los demás y no paso mucho tiempo cuando su auto salió de la residencia. Helios no convivía mucho con nosotros, nuestra relación con él se basaba en los entrenamientos y solamente los entrenamientos a diferencia de Estela que al menos una vez al día llegaba a vernos, a veces hasta tres.

Esconderles las cartas no fue complicado, esconder al pequeño bichito que ahora vivía con nosotros sí que lo fue. Sabíamos que tenerlo encerrado en una habitación no sería un ambiente agradable para él, así que nos turnábamos para cuidarlo a pesar de no dejarse tocar era muy tranquilo. Todos cuidábamos del gatito incluso Freyr.

Seguí intentando encender las velas aun cuando Helios me pidió lo contrario. Comenzaba a sentirme mareada y el cansancio ahora era más que evidente. Mi cabeza dolía demasiado.

― Así no lograrás nada. ― dijo Freyr llegando a mi lado.

Al ver que no respondería siguió hablando.

― Te estás presionando. Esto requiere de tiempo y paciencia Elina. ― Justo lo que no tenía ― Tus habilidades están ahí, pero están apagadas y necesitamos encenderlas.

― Me frustra no poder hacerlo a la primera. ― respondí

―Nadie lo logro a la primera ― negó ― Ilan asesino a una flor cuando debía hacerla crecer, Saar hizo que una cosecha enorme se perdiera por una tormenta, Daren nos dejó en absoluta oscuridad por una semana ― dijo ocultando una sonrisa.

― Yo lo único que logre es sentirme agotada ― Respondí.

― Es normal. ― señalo ― Estás usando energía.

― Pero, si no logre encender las velas y me siento muy cansada.

― No encendiste las velas, pero el cambio de clima es por ti.

El Misterio De Los OchoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora