Capítulo 11

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La fotografía solo puede representar el presente. Una vez fotografiado el sujeto se convierte en pasado.

—Berenice Abott

Levante la vista, en busca de Freyr. Él aún observaba la caja negra que Ilan le había entregado, sin embargo, en cuanto noto que mi mirada recaía en él, comenzó a acercarse dudosamente.

― Si me miras así, siento que hice algo mal ¿Qué pasa? ―murmuro al llegar.

Vacilando le mostré las fotografías.

― Creo que eres tú. ― Señale.

Extrañado las tomo de mis manos. Él me entrego su caja, y por supuesto está  dentro también tenía fotografías. No me detuve a mirarlas, solamente busqué la que tenía un escrito en la parte de atrás

A diferencia de las demás esta era una polaroid, en ella se miraba una niña pelirroja sonriente, con un pequeño leotardo y tutú color negro. Llevaba su cabello en un rodete y un par de zapatillas de ballet colgaban de su hombro derecho. La reconocí al instante. Era Lei.

Detrás de la foto se leía:

4 de julio del 2010.

Tu presentación favorita Lei, mereces recordarla.

Regrese a ver la fotografía nuevamente. Lei no había cambiado mucho, quizás su cabello ya no era de un anaranjado tan brillante, y sus ojos ahora eran de un verde mucho más claro, pero en cuanto mirabas esa sonrisa sabías que era ella.

― ¡Esa soy yo! ― Chillo Lei.

No había notado que ahora estaba a mi lado.

― ¡Recuerdo esa presentación! ― dijo tomando la polaroid sonriendo― Mamá y papá asistieron a ella, juntos. Jamás lo habían hecho.

Lei le mostró la polaroid a Saar.

― Atrás dice algo. ― Le mencioné ― Supongo que todas las traen, deberían revisarlas.

Cada uno se tomó su tiempo para inspeccionarlas. Me fijé en sus reacciones al leer el texto, me sentía ansiosa y como de costumbre cuando estaba en situaciones similares comencé a rasguñarme el dorso de la mano.

― Awww es una mini Anil modelando ― Anil rápidamente se acercó a Lei para ver lo que señalaba.

― Tenía seis no era tan bebe ― se quejó ella

― ¡¿Me estás diciendo que este hermoso bebe es Ilan?! ― protestó Saar interrumpiéndolas.

― ¡Sigo siendo hermoso! ― respondió él, arrebatándole las fotografías.

Eso significaba que seguramente en algunas de las cajas restantes estaban las mías.

― Ilan ― lo llamé ― ¿Quién está en las fotografías que tú tienes?

Antes de contestar les echo una ojeada a cada una.

― Aquí dice Akash ― respondió, confuso miro hacia ella ― ¿No tienes el cabello naturalmente blanco?

Akash un poco ofendida lo miró.

― No es blanco, es rubio platinado ― aclaro ―. Y me lo tiño desde los catorce.

― ¿Cómo no se te cae el cabello?

― Secretamente, estoy calva Ilan. ― contesto fastidiada ― Dámelas, yo tengo las de Daren.

Mierda.

Daren no había mencionado nada desde que una de las cajas le fue entregada. Él parecía consternado y a la vez confuso.

El Misterio De Los OchoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora