Capítulo 10

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Al día siguiente teníamos entrenamiento sin embargo pasamos toda la mañana en el salón de reuniones tratando de encontrar una solución al acertijo. Aún no teníamos nada resuelto, pero la idea de Daren sonaba la mejor solución hasta el momento.

La idea consistía en ir al viejo almacén donde ellos entrenaban, Daren creía que la frase en la carta donde el ojo se oscureció hacía referencia a Saar porque él había tenido un accidente por lo que su ojo derecho se oscureció completamente y recordaba que la noche en que sucedió había un eclipse.

― Yo no iré ― Se negó Saar por cuarta vez.

― Si iras. ― sentenció Freyr ―. Iré por el auto los veo en cinco minutos a fuera. ― Y sin más salió de la habitación, segundos después se escuchó que salía de la casa.

― ¿Estás seguro de que había eclipse esa noche? ― le pregunte a Daren mientras revisaba nuevamente la carta.

― Los eclipses lunares pasan de dos a tres veces al año y desde los siete años jamás me he perdido uno, hasta ese día. ― Respondió rencoroso.

― No fue mi culpa ― contraatacó Saar ― Fue Lei, a ella debes reclamarle.

― Tampoco fue mía ― Reclamo Lei ― Fue un accidente.

― ¿Lei hizo que tu ojo este así? ― Cuestione confusa.

― Lei no, su habilidad sí.

― Me gustaría conocer la historia.

― No hay mucho que contar. Él me hizo enojar, y yo le lancé un rayito diminuto que le cayó en el ojo, resulto ser maligno y por alguna razón le dejo el ojo así. En ese momento no tenía control sobre mi habilidad y por eso lo lastimé.

Tener control. No conocía aún cómo funcionaba mi habilidad, pero temía que eso me sucediera.

― Lei dejo una marca en mí. Literalmente.

― ¿Eso también me pasará a mí? ― pregunté alarmada.

― Tal vez. Lo sabrás en el próximo entrenamiento.

La miré confundida.

― En la próxima reunión Helios decidirá si ya puedes empezar a utilizar tu habilidad.

Sorprendida y aterrada a la vez le sonreí. Claro que era emocionante por fin conocer mi habilidad, pero eso no le restaba al terror de que fuera más grande que yo.

Desconocer de lo que eres capaz, a veces es aterrador. No sabes si es bueno o malo, si es algo de lo de que sentirte orgulloso o avergonzado, si dañaras con ello o salvaras. Solo sabes que existe esa posibilidad de que seas el bien o mal.

El sonido de la bocina del auto detuvo nuestra conversación. Todos salimos de la casa y subimos al auto. Hacer esto a escondidas de Helios y Estela seguramente traería consecuencias, pero eso ya no importaba cuando estábamos de camino al centro del pueblo.

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― Este lugar es un desastre ― Dijo Daren cuando por fin entramos al almacén.

El camino no fue largo, pero si un poco caótico en especial por el mal estado de la carretera. El entrar al almacén también fue todo un reto, La puerta estaba sellada y nuestra única opción fue entrar por una de las tantas ventanas rotas, El lugar por dentro estaba aún más deteriorado, había demasiada suciedad, había cajas tiradas por todo el lugar y en algunas de las paredes había moho e incluso faltaban algunas partes del techo.

― ¿Qué se supone que buscamos? ― pregunto Ilan haciendo una mueca.

― El ojo perdido de Saar ― Bromeo Freyr.

― ¡Eso no da risa! ― reclamo él.

Señalando nueve cajas negras al fondo del almacén.

― Yo creo que si ― Le aclaro Ilan acercándose a ellas ― Tienen moho.

― No. No estaban ahí.

― ¿Por qué estás tan seguro? ― Le pregunte.

― Porque yo vine la semana pasada y no estaban ahí.

Todos por excepción de Freyr lo miraron confusos.

― ¿Sigues viniendo?― interrogo Saar, Daren solo asintió ― ¿Cómo entraste?

― Jamás entro, solo veo por las ventanas ― respondió cortante.

La expresión de todos cambio a una más compresiva.

― Ella no regresará Daren ― le dijo Lei dulcemente.

― Lo sé, no tengo cinco años Lei ― respondió a la defensiva ― Solo digo que esas cajas no estaban ahí.

El ambiente ahora era tenso, me consumía no entender de lo que hablaban.

― Estoy bien ― Les dijo Daren luego de unos minutos donde todos estuvimos en silencio. ― Lo siento Lei, no quería hablarte así.

― Está bien Daren ― ella le sonrió ― Si te hace sentirte más seguro las revisaremos ¿De acuerdo?

Él asintió.

Ilan que aún examinaba las cajas, nos entregó una a cada uno. Estas no pesaban nada, como si estuvieran vacías. Al abrir la mía me encontré con cinco fotografías ― Con razón no pesaba ― no había nada más, solo cinco fotografías.

En una de ellas aparecía un niño de tal vez unos seis años, completamente serio y vestido de manera formal. Era de esas fotografías donde se notaba que tus padres te obligaban a posar. No había nada diferente en las otras fotografías, por excepción de la última. El niño sonriendo. Él estaba cubierto de harina y tenía un pequeño pastel en sus manos, se veía feliz.

La fotografía se resbaló de mi mano cayendo al suelo. Al acercarme para levantarla noté que tenía algo escrito atrás.

4 de agosto del 2010.

Sonríe. Te lo mereces pequeño Freyr.

El niño en todas las fotografías era él.

Era Freyr.

¡Hola, hola! Este capítulo es un poco más corto, pero tiene dos partes así que tal vez la suba mañana

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¡Hola, hola! Este capítulo es un poco más corto, pero tiene dos partes así que tal vez la suba mañana.

Por otro lado ¿Ya tienen teorías?

Besos.

-KR

El Misterio De Los OchoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora