Caí de rodillas. Sentí arena en la palma de mis manos. Las contemplé, llenas de cicatrices las cuales reflejaban el ardor de mi batalla; llenas de polvo y suciedad, reflejando el tiempo que había pasado encerrada en el mismo agujero.
El sol seguía ahí, tan grande y luminoso como lo recordaba. Una lágrima corrió por mi mejilla al volver a contemplar las cosas tan pequeñas de la vida. Por primera vez en mucho tiempo, volví a sentirme viva.
¿Significaría esto que una nueva oportunidad, otra nueva vida, acababa de empezar?
No dudé y me levanté, haciendo un esfuerzo para mantenerme de pie. Comencé a andar poco a poco, sintiendo movilidad, libertad, oportunidades y sobretodo esperanza.
Corrí sin pensar en el dolor que me causaba hacerlo, quería dejar todo aquello atrás. Y grité, grité tanto, que cada vez que soltaba aire era como si estuviese deshaciéndome también de todo el dolor que llevaba en el pecho.
Y eso me servía de consuelo, así que no dejé de hacerlo.

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Esencia Roja
PoesíaLas palabras pueden transportarte hacia otro mundo, haciendo que te sientas en armonía. Es por eso que escribo paisajes.