Las yemas de mis dedos comenzaron a volverse cada vez más frías y el color de mis uñas empezó a tornar azul. Mi labio inferior comenzó a temblar debido al gélido frío que residía en el lugar. Me abracé a mí misma en un vago intento de proporcionarme calor, pero resultó ser en vano.
Su cuerpo envolvió el mío y me estrechó contra su pecho para que ambos entrásemos en calor, pero la ventisca impidió la más mínima existencia de este. Contemplé los témpanos de hielo mientras pequeñas lágrimas caían por mi rostro ya que sabía que toda mi vida acabaría en escasos segundos junto a la de él; y a pesar de la situación, no me arrepentía de nada.
Un témpano comenzó a agrietarse frente nuestra, pero él plantó su mano sobre mi rostro haciendo que mi mirada encontrase la suya. Escasos segundos después sus labios se posaron sobre los míos y tras sentir una última oleada de calor recorrer mi cuerpo, ambos dejamos que nuestros cuerpos yacieran en aquel lugar; aquel el cual a pesar de ser glacial nunca consiguió que la llama de nuestros corazones se apagase.
Para cuando el témpano se rompió completamente y cayó sobre el suelo,
nuestra presencia ya se había consumido.
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Esencia Roja
PuisiLas palabras pueden transportarte hacia otro mundo, haciendo que te sientas en armonía. Es por eso que escribo paisajes.