Un hombre sonriete

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El filo del cuchillo camina sobre su cuello, abriendo tras su paso un espléndido espectáculo grotesco acompañado por un manualidad cálido y carmesí. El instinto le hace llevar las manos al cuello, como si de esa forma pudiera evitar que la vida se le escapara de entre los dedos. Lo sabe, morirá.

Su cuerpo se desploma a los pies del atacante, mientras la extraña risa de este resuena en sus oídos a medida que la luz de sus pupilas desaparece.

De pie, a un costado del cuerpo ese hombre ríe desquiciadamente, tapando su boca con una mano y con la otra sosteniendo su estómago. Pasado un tiempo la risa calla y dobla las rodillas para mirar el rostro del ahora cadáver, en el cual el terror todavía permanece plasmado. Una brillante sonrisa vuelve a aparecer mientras suelta en un tono divertido un "Te lo dije", saboreando cada sílaba.

Limpia el cuchillo en los ropajes del muerto y tras guardar el arma comienza a caminar apaciblemente. Sale del callejón y se mezcla entre la multitud.

Quién diría que aquel hombre sonriente acaba de matar a alguien.

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