SIX

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Capítulo 6.

MINDY.

Un tiempo antes...

Ya luego de la comida y la charla es hora de partir a casa, por lo que cada quien se va por su lado. Gabriel tiene que seguir trabajando por lo que se despidió diciendo que ya tenía que irse porque un cliente lo estaba esperando para empezar con su entrenamiento personal y, añadiendo, que deberíamos quedar para otro día en donde solo podamos relajarnos y pasar el rato. Concorde con él e igual me fui a mi destino.

Estaba súper agotada, las piernas me dolían un montón y el abdomen, y los brazos, y mi alma. Tomé el autobús con el pensamiento de querer bañarme y quitarme todo tipo de mugre de mi cuerpo para luego dormir en paz.

Llegué a casa y lo primero que hice fue aventarme a mi único sofá largo. Mis ojos cada vez más luchaban para mantenerse abiertos, pero ya encontrando mi posición ideal y entrando en calorcito la idea de dormirme justo ahora se hacía más y más apetecible. Incluso reconcideré la idea de dormir sin siquiera bañarme... ¿Qué? No me juzgues, de verdad que estoy cansada, de broma y puedo con mi ser en este momento, pero, por alguna razón del misterioso y raro destino, la cara de decepción de McClaren se presentó en mi mente como una imágen llena de amargura.

De inmediato me pare del sofá, asustada, y me encaminé al baño, como si estuviera programada como el propio robot, para darme una ducha digna del propio Aquaman. Media hora después estaba saliendo envuelta en una toalla, oliendo a jabón, y con el cabello chorreando agua como cataratas.

Me puse ropa cómoda, peiné un poco mi cabello y me acosté en mi cama como una estrella sin más que hacer. Me quedé viendo al techo repiqueteando mis dedos en mi panza. Ahora que lo pienso bien, no tengo absolutamente nada que hacer y, apesar de que tan solo llevo días en el trabajo, podría decir que como que ya se ha vuelto parte de mi, de mi rutina diaria.

Si lo veo bien, mientras trabajo no tengo ni un poco de descanso por lo que ahora que lo tengo, y más en mi propia casa donde podría hacer quién sabe qué cosa, no se me ocurre absolutamente nada.

Bien bonito, es mi día libre y no sé que hacer.

Quedo un rato largo viendo el techo con aburrimiento, cojo mi teléfono y solo por un momento me entretengo viendo mis redes sociales, pero ya cuando veo que se vuelven tediosas, lo apago y lo coloco a un lado.

Otra vez a ver el techo.

¿No te pasa que cuando estás aburrido empiezas a pensar cosas que ni siquiera sabes por qué las pensaste? Es exactamente lo que me está ocurriendo, por lo que cuando el pensamiento sobre qué estará haciendo mi odioso jefe, llega a mi mente, no puedo evitarme responderme a mi misma.

Es obvio que no estará haciendo otra cosa que trabajar como un aburrido.

Los empresarios siempre andan ocupados, ¿cómo es qué piensas que sacan todo el dinero para pagarte?

Ser empresario es aburrido.

Al menos tiene dinero. Es mejor aburrido con dinero, que aburrido pobre. Ubicate.

Conciencia traicionera. Cómo sea, tan rápido llega aquel pensamiento, rápido se desvanece y me llega una idea sobre qué hacer, por lo que tomo de nuevo el teléfono y busco su nombre en mis contactos. Tras el tercer tono, contesta.

Repulsivamente limpioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora