Capítulo 10.
MINDY
¿Qué es más raro, que mi jefe me escriba de la nada diciéndome que me llevaría como su cita o que, cuando le respondo que ya tengo una, no responda en lo absoluto? Porque si, no me ha respondido para nada y ya hoy es la fiesta. ¿Qué se supone que quiere decir eso? ¿Me vendrá a buscar de todas formas, lo aceptó o no lo ha visto? Es imposible que no lo haya visto.
En fin, yo mejor no me doy mala vida pensando en eso y me concentro en Lulú, que ahora mismo devora su comida como si no hubiera un mañana. Y pensar que hoy será el último día que la veré...
Oh vamos, no queremos lágrimas otra vez.
Sacudo la cabeza, espantando todo tipo de pensamiento incitador a la tristeza. Miro la hora en mi teléfono y advierto que ya falta poco para encontrarme con su dueña, por lo que le pongo su pechera luego de que termina de comer e hidratarse. Ya después de agarrar mi teléfono junto a mis llaves, salgo de la casa tras soltar un suspiro.
Ella no tarda en jalarme, encantada de salir a pasear.
Si tan solo fuera un paseo normal...
Al llegar al parque que acordamos, me siento en unas de las sillas que hay allí, esperando. Empiezo a jugar con mis manos, con la cabeza gacha, Lulú se mantiene a mi lado, mirando todo con atención y curiosidad. Dios, ¿por qué me sigo sintiendo tan mal? No es justo para ella, ni para su dueña.
Lulú no es tuya.
Oh vaya, gracias. Justo lo que necesitaba.
Lulú me mira un momento y yo sonrío un poco para acariciarle su cabecita. Es tan hermosa... nunca había visto a un perro tan hermoso en mi vida. Tan blanca que brilla y aquellos ojos, que cambian un poco de color de día y de noche. Ahora el azul se le nota mucho más que de noche, es un azul claro, pero hipnotizador. Es... hermoso, como toda ella.
Estoy absorta de todo, solo por quedarmela viendo, mientras que ella observa todo con energía, con su lengüita afuera. Sin embargo, salgo de aquella burbuja cuando escucho claramente como alguien a lo lejos grita:
—¡LULÚ!
Volteo, arrugando el entrecejo, y es solo cuestión de segundos que una chica corriendo en nuestra dirección quede en mi campo de visión. Yo me levanto enseguida, esperándola, ya con mi corazón latiendo nervioso y triste a la vez. Lulú también ha volteado y ahora solo se encarga de saltar emocionada mientras me trata de jalar para llegar más rápido a ella.
La chica llega y enseguida es recibida por una Lulú entusiasmada, quién salta mientras hace sonidos emocionada. La chica la abraza esfusivamente y advierto que llora mientras lo hace. Lulú solo se encarga de dejarse abrazar, lamiendo una que otra vez las manos o la cara de su dueña.
Ver tal escena hace que, inconcientemente, sonría llena de emociones, todas positivas. Incluso, la tristeza se va y solo queda el sentimiento acogedor de la ternura. Diría que es una de las escenas más lindas que veré en toda mi vida. Es muy bonito como ambas se emocionan de volver a verse la una a la otra. Es gratificante saber que mi esfuerzo sí valió la pena.
Tras unos segundos, la chica se levanta y me mira sonriente, mientras se limpia sus lágrimas.
—Oh, lo siento —dice un poco avergonzada mientras termina de secarse sus lágrimas—. Me puse un poco emotiva.
ESTÁS LEYENDO
Repulsivamente limpio
Teen FictionTrastorno obsesivo compulsivo: es una condición en la que la persona tiene pensamientos, imágenes o ideas intrusivas. Se relaciona con la ansiedad y pueden asociarse sensaciones de angustia, temor y estrés continuado.