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Harry se despertó a la mañana siguiente con un Louis bastante nervioso.

—¡Harry despierta, nos hemos quedado dormidos joder!— Louis sacudía al rizado en el sofá con nerviosismo.

El menor abrió sus cansados ojos mirando al ojiazul, gruñó por el cansancio y se sentó en el sofá. —¿Qué hora es?— Se estaba empezando a casar de que Louis siempre le despertara tan bruscamente.

—Las jodidas diez y media, entrabamos a clase a las putas ocho joder.— Louis se lamentaba , gesticulando muecas de desesperación en el rostro.

—Bueno... podemos poner una excusa y ya está. ¿No?

—Oh no, por supuesto que no.— Louis se acercó a Harry, cogiéndole la cara de los laterales con ambas manos. —¿Sabes como penalizan en nuestro instituto un retraso? ¿No?.— Harry negó con la cabeza mirando a Louis a los ojos. — Tienes que limpiar toda tu aula, quedarte a fregar absolutamente toooda la escuela, y tardas cuatro horas o más en hacer todo eso. No sabes aún lo grande que es la escuela Harry.— Louis soltó a Harry pero este no respondió, lo había dejado sin palabras.

—Y para el colmo, ¡no me has despertado Harry! ¡Todo es culpa tuya y solo tuya!

—¿Que?, ¿me vas a echar la culpa a mi?— Harry arqueó las cejas mirando a Louis.

—¡Si!, si me hubieras despertado no estaríamos en esta situación. ¡No haces más que dar problemas!— Le gritó a Harry, iba a cumplir lo que se prometió a si mismo la noche anterior.

El menor apartó la mirada tratando no mostrar sus emociones, mayoritariamente la tristeza. Frunció el ceño dolido, intentando retener la mueca de dolor... Y tras eso miró directamente a los ojos del ojiazul.

Y en ese momento el órgano vital de Louis dejó de palpitar, se paró en secó mirando los ojos apagados del ojiverde. Y aunque no fuera bueno identificando emociones, esos ojos desprendían tristeza. Las esmeraldas que rebosaban alegría el primer día que llegó a su casa ahora parecían despedazadas

—Voy a vestirme y te diré lo que haremos.— Louis habló rápidamente, dándose la vuelta y subiendo hasta su habitación como si se tratara de una carrera. No podía ver al rizado así y tampoco iba a disculparse, obviamente. Así que dejó a Harry solo en el salón.

El rizado se limpió los inicios del llanto de los ojos y procedió a subir a su cuarto para hacer lo mismo que Louis, vestirse.

Y mientras en el cuarto de Harry reinaba la tristeza mientras se preparaba, el de Louis se impregnaba de culpa.

Louis se estaba desesperando, ¿ por qué sentía lastima por él cuando no la había sentido por nadie?

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Tras vestirse Louis volvió a bajar al salón, donde lo estaba esperando Harry .

Se paró en frente de él y lo dijo.

—No iremos a clase hoy.— Se encogió de hombros con una sonrisa.

—¿Eh?— El rizado abrió la boca y arqueó una ceja. — ¿Por qué?— 

—Podemos decir que hemos cogido una gripe o algo así, ¡estamos a viernes!—

—Ajam, ¿ y qué haremos en todo el día ?— Inquirió el ojiverde, tratando de descifrar con la mirada lo que estaba proponiendo el mayor.

—Podríamos dar un paseo o algo.— Suspiró. — Y así me cuentas más de ti.

Harry asintió tratando de verse indiferente.

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